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Artículo de opinión de Lola Merino Chacón, Presidenta Nacional de AMFAR, Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural
La mecanización del olivar ha sustituido de manera paulatina las manos femeninas que tradicionalmente formaban parte de las cuadrillas trabajando en los tajos, recogiendo aceitunas y participando en las labores propias de la producción del aceite y se han visto obligadas a ceder terreno a las máquinas.
La modernización del campo ha desplazado a las mujeres en el sector olivarero español, pero ellas, de forma inteligente, han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y encontrar su encaje laboral en este sector.
A día de hoy el sector del olivar encuentra más mujeres en actividades como la investigación, la cata, la comercialización, el marketing, el periodismo, como titulares de almazaras e incluso en la cosmética con aceite de oliva, y deja en menor número a aquellas que se ganaron la vida durante muchos años ejerciendo tareas manuales de recolección.
España es el primer país del mundo en superficie, en producción de aceite de oliva y el primer exportador mundial.
El olivar está presente en 34 provincias y 13 comunidades autónomas entre las que destacan: Andalucía, Extremadura o Castilla-La Mancha. Un cultivo de marcado carácter social y de gran relevancia en el conjunto de la industria agroalimentaria que genera unos 46 millones de jornales cada año, según el Mapama.
En AMFAR tenemos claro que la garantía de futuro del campo y del desarrollo rural debe pasar por las mujeres y los jóvenes.
Puede leer el artículo completo en el número 172 de Oleo Revista.