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El aceite de oliva italiano se está viendo afectado seriamente, por los sistemas de etiquetado adoptados por los supermercados ingleses y franceses, con respecto a los contenidos nutricionales de cada producto. Dicho producto establece a partir de los colores de las señalizaciones de tráfico, indicaciones sobre los contenidos en calorías, grasa, azúcar y sal presente en 100 gramos de producto. Si uno de estos componentes excede una cierta concentración, en la etiqueta se indica con el punto rojo, teóricamente una invitación a los usuarios a "consumir con moderación" y que percibido por parte de muchos como un consejo para no comprar.
En las recientes encuestas del Ismea, se desprende que las exportaciones italianas de aceite de oliva cayeron un 13,5% en 2017, - de 13.307 a 11.515 toneladas- , en Reino Unido. Igualmente, hay que tener en cuenta el efecto desfavorable debido a la devaluación de la libra.
Está situación es similar en Francia, que ha adoptado el sistema "Nutri-score" que clasifica los elementos con 5 colores según su contenido de ingredientes "malos", como las grasas, o "buenos", como las fibras. En Francia, en 2017, las exportaciones italianas cayeron un 18,6% - de 31.633 a 25.747 toneladas-.
Desde Unaprol - David Granieri, presidente de Unaprol - señala que "Estos parámetros de clasificación son cuestionables y engañosos para los consumidores, excluuendo de la dieta alimentos saludables. Es realmente una paradoja, por ejemplo, que se incluyan los refrescos "light" y se rechace el AOVE, considerado unánimemente como un élixir de larga vida y un símbolo de la dieta mediterránea. Este es un sistema patrocinado por las principales multinacionales que genera modelos de alimentos incorrectos y obvias distorsiones en el mercado. La UE debería intervenir de manera decisiva para defender la salud de los ciudadanos y un sistema de producción basado en la calidad ".