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El grupo de investigadores de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes de la UCO formado por Jesús A. Gil – Ribes, Rafael Sola – Guirado, Sergio Castro – García y Francisco J. Castillo Ruiz, ha diseñado una cosechadora para el olivar tradicional de varios pies y grandes copas que permita a los productores que aún viven de este tipo de olivar seguir en el juego en un mercado cada vez más competitivo. La cosechadora diseñada por la Universidad de Córdoba. La ausencia de mecanización que ha habido hasta ahora recae en las características físicas de un diseño dominado por grandes marcos con hasta 14 metros de separación y con el hecho de que sean árboles con varios pies y copas grandes e irregulares. Hasta ahora, la recogida de la aceituna queda en manos de cuadrillas de entre 8 y 12 personas entre las personas que manejan los vibradores, las que varean los olivos y las que recogen y mueven las lonas. Con los nuevos prototipos diseñados por la UCO los productores contarán con una máquina que derriba, recoge y deja en sacos las aceitunas, simplificando el proceso y la reduciendo inversión en personal y tiempo.
La investigación llevada a cabo durante los últimos 10 años por el grupo de investigación de "Mecanización y tecnología rural", se ha centrado en encontrar una máquina que mediante la vibración del follaje con sacudidores de copa, tire las aceitunas sobre unas superficies de recepción y que, con cintas transportadoras y sistemas de despalillado, de cómo resultado un producto limpio que queda envasado en sacos y listo para ser transportado a la almazara.
Para llegar a un resultado final que podría ser comercializado en pocos años, los investigadores han diseñado dos prototipos: uno mediante la adaptación de una máquina con esta misma filosofía usada para cosechar cítricos y otro diseñado desde cero en Córdoba. Este segundo prototipo está compuesto por cuatro tambores con aspas que se mueven en un eje lineal para sacudir las ramas. Cada uno de esos tambores se adapta a la forma de la copa, ejerciendo más o menos presión para derribar con mayor precisión y sin hacer daño al árbol, gracias a la inclusión de cuatro sensores de presión que controlan su aproximación al olivo. Esta máquina incluye también un sistema de seguimiento remoto de la máquina y de pesado de la aceituna, para dar al agricultor un monitorizado de su cosecha.
A pesar de que este avance está pensado para dar nuevas oportunidades a los productores de olivar tradicional, que conseguirían una mayor rentabilidad, su aplicación en olivar intensivo también presentaría muchas ventajas. En este tipo de olivar intensivo, donde hay hasta 300 olivos por hectárea con marcos de 7 por 5 metros, se podría duplicar la densidad reduciendo la distancia entre olivos a 2.5 metros y creando unos grandes setos lineales sobre los que la nueva cosechadora podría trabajar de forma lineal entre las calles, en lugar de hacerlo en circular.
En la búsqueda de asegurar la sostenibilidad del olivar andaluz, esta y otras adaptaciones podrán ser estudiadas dentro de la línea 11 del nuevo convenio de Innolivar donde, además, se aplicarán estos avances a la aceituna de mesa, un sector que adolece aún más problemas que la usada para obtener aceite