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Según el Informe Perspectivas del Consumidor de Kantar, que de manera cuatrimestral analiza la confianza del consumidor español en torno a la economía propia y del país, tras el verano la confianza del consumidor español ha descendido de manera drástica. El índice de Comportamiento, que entró en el periodo anterior en cifras negativas después de un año en positivo, desciende ahora hasta -21, un nivel que no alcanzaba desde 2015. Este indicador se genera en base a la valoración de la situación económica propia y del país, la valoración del momento de consumo y las perspectivas económicas a 6 meses. Los 4 componentes del índice han bajado en este periodo, siendo la situación económica del hogar el único valor que se mantiene en positivo.
En este periodo destaca la gran diferencia existente entre cómo valoran los españoles la economía doméstica y la economía del país, mostrando un elevado nivel de pesimismo hacia la situación económica española. La brecha entre ambas métricas no era tan grande desde el periodo 2010/2015. También está muy resentida la confianza en una mejora de la situación del país, y actualmente un 71 % de los consumidores españoles creen que la economía del país estará peor o mucho peor en los próximos 6 meses.
Se triplica el porcentaje de españoles preocupados por que bajen sus ingresos
Alineado con esta opinión pesimista sobre el futuro de la economía, los españoles se muestran muy preocupados por su situación financiera en los próximos meses, retornando la sensación de riesgo en el nivel de ingresos. Las opiniones están muy polarizadas: la mitad de los entrevistados (47%) cree que sus ingresos se mantendrán en los próximos meses, pero la otra mitad de los consumidores se muestra pesimista o inseguro: un 27 % piensa que pueden descender (cifra que se ha triplicado desde la ola anterior) y un 23 % no sabe cómo van a evolucionar. Esta situación de incertidumbre recuerda la que se vivió en 2012/2013, el punto más bajo de la crisis anterior.
Momento para reducir el consumo
Las bajas perspectivas en torno a los ingresos llevan a un comportamiento muy conservador en torno al consumo. En este periodo crece el número de consumidores que creen que es momento de reducir los niveles de consumo alcanzando al 40% de la población, en detrimento de aquellos que opinan que hay que mantener los niveles de consumo (un 54% de los consumidores).
En esta situación, la valoración del momento para realizar compras se concentra en la alimentación y cuidado del hogar. Todo lo relacionado con viajes, mejoras en el hogar o turismo ha quedado congelado, así como todo lo relacionado con el mundo del ocio, que, por otro lado, también está congelado. Ha descendido la intención de compra de dispositivos móviles, vídeojuegos y reproductores de música.