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El año climático ha sido muy bueno para el desarrollo del olivo en La Rioja, lo que hace preveer una mayor cosecha de aceituna respecto a la campaña anterior. Según los datos proporcionados por el Consejo Regulador del Aceite de La Rioja, en su publicación Infolivo Rioja, a falta de datos oficiales, la cantidad estimada en kilos molturados va a ser superior a los 2.200.000 kilos de aceituna con denominación de origen recolectados en 2019.
El año comenzó bien para el olivo. Las continuas precipitaciones de la primavera ayudaron a paliar el estrés hídrico que sufrían los árboles, contribuyendo a su fortalecimiento y recuperación. En el momento del cuajado, clave para el olivo, las lluvias dejaron paso a un mes de junio seco y de temperaturas suaves que favorecieron un buen cuajado del fruto. Dadas las condiciones favorables, quedó gran cantidad de muestra en las plantas.
Además de una climatología adecuada, no han aparecido plagas ni enfermedades, con lo que la aceituna ha podido engordar en condiciones de salubridad. El fruto ha mantendio unas excelentes cualidades sanitarias hasta el momento de la recogida. La recolección de Aceite de La Rioja comenzó después del 1 de noviembre, sin embargo, hacia mediados de noviembre, la oliva ha experimentado un cambio rápido de tonalidad, que no se correspondía con su estado real de maduración. Aun así y pese a que el rendimiento era bajo, una parte importante de agricultores ha optado por comenzar la cosecha para evitar posibles heladas.
Las primeras temperaturas gélidas han tenido lugar a finales de noviembre. Las heladas han afectado a fincas situadas en valles y en zonas bajas, donde el frío persiste durante más tiempo, pero no a zonas altas.
En estos momentos, la actividad de las almazaras se centra en el análisis de los aceites obtenidos en un año carente de incidencias. El buen estado generalizado del fruto hace augurar una cosecha de aceite de gran calidad, como viene siendo habitual en los productores de Aceite de La Rioja.