Revista
La intención del Gobierno referente a la nueva normativa de etiquetado frontal de productos alimentarios procesados y envasados, en relación al aceitte de oliva y su clasificación en el sistema Nutri-Score, es que esté quede fuera del sistema, dado que el actual algoritmo no recoge los beneficios nutricionales de este producto, esencial en la dieta mediterránea y con la que Consumo está comprometido.
El sistema Nutri-Score, a través de un algoritmo distribuye cada producto en una escala de cinco colores y letras con el fin de facilitar a los consumidores la comprensión de las propiedades alimentarias de los productos. El problema que España ha trasladado al resto de países que conforman el Comité de Gobernanza de NutriScore es que actualmente el algoritmo otorga una "C" al aceite de oliva. Esta clasificación lo equipara a otros aceites como el de colza.
El ministro de Consumo, Alberto Garzón, durante su comparecencia en el Congreso el pasado mes de junio, explicó que ninguno de los sistemas de etiquetado existentes es perfecto, aunque Nutri-Score es el que mayor consenso genera. Garzón expuso su intención de contribuir a la mejora de Nutri-Score con una clasificación adecuada para el aceite de oliva.
Países que ya tienen implementando el sistema NutriScore -Francia, Alemania y Holanda- han mostrado a España su parecer favorable a que el aceite de oliva salga de este sistema de etiquetado. Consumo mantiene conversaciones abiertas con el resto de socios sobre esta cuestión, antes de adoptar la normativa. El objetivo es que, una vez que España lo apruebe y pase a formar parte de los órganos que rigen Nutri-Score, ninguno de los países adheridos al sistema obligue a los productores de aceite españoles a implementar el etiquetado en sus envases, quedando así este excluido del sistema.
En la actualidad, el etiquetado frontal de productos es voluntario en Europa. Ningún país puede, por el momento, obligar a los productores a proporcionar esta información en la parte delantera de los envases, aunque algunas empresas de distribución han empezado a implantarlo. En cualquier caso, la intención de la Comisión Europea es avanzar hacia el etiquetado común y obligatorio en todo el territorio en 2022.
Ante esto, España está trabajando en dos frentes. Por un lado, a través de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), aportando evidencias al Comité Científico de NutriScore que ayuden a mejorar la calificación del aceite en el algoritmo. Del otro lado, y mientas esa calificación se mantenga en la "C" actual, Consumo ha acordado con el sector de la distribución que no se exija a las productoras de aceite la inclusión del etiquetado frontal, como forma de salvaguardar los intereses de la industria y proteger al principal producto de la dieta mediterránea.
El objetivo del Ministerio de Consumo, por tanto, es defender el aceite de oliva en España y en el resto de países y evitar un impacto negativo en el futuro, una vez que el sistema de etiquetado sea obligatorio en Europa. El mercado de exportación es clave para la industria.