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El consumo mundial de aceite de oliva experimentará una notable recuperación en la campaña 2024/2025, alcanzando los 3,06 millones de toneladas, lo que supone un incremento del 10% respecto al año anterior. Así lo refleja el último informe publicado por el Consejo Oleícola Internacional (COI), que destaca también una tendencia al alza en el consumo de aceitunas de mesa, con previsiones que superan los 3 millones de toneladas.
En la campaña 2023/2024, el consumo de aceite de oliva sufrió un descenso del 2,6%, situándose en 2,78 millones de toneladas. Esta caída estuvo marcada por factores como el encarecimiento de los precios y una menor producción en algunas regiones clave. Sin embargo, la recuperación prevista para 2024/2025 sugiere un renovado interés por este producto, tanto en los países tradicionalmente consumidores como en mercados emergentes.
El informe del COI pone de manifiesto un cambio en la distribución del consumo global. Aunque la Unión Europea sigue siendo el mayor consumidor, su participación ha disminuido significativamente en las últimas décadas. En la campaña 2004/2005, los países de la UE representaban más del 70% del consumo mundial, mientras que en la actualidad esta cifra ha caído al 45%. En contraste, los mercados no comunitarios han ido ganando protagonismo, reflejando una mayor aceptación del aceite de oliva en regiones donde antes su consumo era marginal.
En lo que respecta a las aceitunas de mesa, su demanda ha crecido especialmente en los principales países productores miembros del COI. Egipto ha pasado de consumir 11.000 toneladas en 1990/1991 a 520.000 toneladas en 2023/2024. En el mismo periodo, Argelia ha aumentado su consumo de 14.000 a 285.000 toneladas, y Turquía ha pasado de 110.000 a 350.000 toneladas. Estas cifras reflejan una expansión del mercado y la consolidación de la aceituna de mesa como un alimento de consumo habitual en diversas culturas.
Los precios del aceite de oliva caen en España mientras se estabilizan en Italia
Los precios del aceite de oliva virgen extra han registrado importantes variaciones en los principales mercados. En la tercera semana de enero de 2025, el precio en origen en Jaén (España) se situó en 442 euros por cada 100 kg, lo que representa una caída del 50,7% respecto al mismo periodo del año anterior. En Bari (Italia), el precio alcanzó los 950 euros por cada 100 kg, con una disminución más moderada del 1,9%.
Este descenso en España responde a una combinación de factores, entre los que se incluyen una mayor producción en comparación con la campaña anterior y una reducción en la demanda interna. En Italia, por el contrario, la estabilidad en los precios sugiere un comportamiento más contenido del mercado, con menos fluctuaciones en la oferta y la demanda.
Exportaciones e importaciones: evolución del comercio internacional
El comercio exterior de aceite de oliva continúa experimentando cambios en su dinámica. En noviembre de 2024, el valor unitario de las exportaciones fuera de la UE fue de 845 euros por cada 100 kg, lo que representa un aumento del 1,9% respecto al mismo periodo de la campaña anterior, aunque con una caída del 4,4% en comparación con el mes anterior. En el caso del aceite de oliva virgen extra, el precio de exportación alcanzó los 884 euros por cada 100 kg.
El informe del COI también refleja un descenso en las importaciones de aceite de oliva en algunos de los principales mercados. Entre octubre y noviembre de 2024, estas disminuyeron un 6% en comparación con el mismo periodo de la campaña anterior, lo que sugiere una ralentización en la demanda global.
Evolución de los precios al consumo en la UE
El Índice de Precios al Consumo Armonizado (IPCA) del aceite de oliva en la Unión Europea registró un aumento del 1,5% en diciembre de 2024 en comparación con el mismo mes del año anterior. No obstante, esta cifra es inferior a la registrada en noviembre, cuando el índice reflejó una caída del 4,2%. Desde abril de 2024, los precios al consumo han mantenido una tendencia descendente, lo que podría estar vinculado a la estabilización del mercado y a la disminución de los precios en origen.
En términos geográficos, los mayores incrementos en los precios al consumo se registraron en Bulgaria y Eslovaquia, mientras que Francia y Rumania experimentaron las mayores bajadas.