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El sector del olivo en Uruguay se enfrenta a desafíos significativos derivados de la coyuntura climática y los altos precios internacionales del aceite de oliva. Según un análisis realizado por María Noel Ackermann, economista y técnica de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (OPYPA), dependiente del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) de Uruguay, las últimas campañas han mostrado contrastes marcados en producción y precios, con un desempeño irregular debido a condiciones climáticas extremas.
Producción y coyuntura internacional
A nivel global, las últimas dos campañas han estado marcadas por una caída en la producción de los principales países productores, lo que llevó los precios del aceite de oliva a niveles históricamente altos. Ackermann señala que la actual campaña del hemisferio norte, iniciada en octubre de 2024, podría aliviar esta presión, incrementando los stocks disponibles y moderando los precios.
En el ámbito local, la sequía que afectó al país en 2023 permitió obtener un volumen de cosecha destacado pese a las adversidades, logrando una producción de 2.047 toneladas de aceite de oliva, lo que equivale a unos 2,2 millones de litros, una cifra cercana al récord histórico de la campaña 2018/2019. Sin embargo, en 2024, las condiciones climáticas adversas y el carácter alternante del cultivo redujeron drásticamente la cosecha, con estimaciones del sector privado que apuntan a un tercio del volumen registrado en 2023.
Datos del sector olivícola en Uruguay
El último censo realizado por la Oficina de Estadísticas Agropecuarias (DIEA) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) indica que, en 2023, se registraron 208 explotaciones de olivos, de las cuales 161 son productivas y abarcan 5.927 hectáreas. La superficie total plantada con olivos asciende a 7.044 hectáreas, con una densidad promedio de 291 plantas por hectárea. Las variedades más comunes son arbequina (47%), coratina (21%), picual (11%) y frantoio (11%).
En cuanto a las almazaras, Uruguay cuenta con 30 instalaciones distribuidas por el territorio, todas tecnológicamente avanzadas y verticalmente integradas, es decir, con producción propia de aceitunas. Estas almazaras representaron el 74% del área total de olivos y el 83% de la producción nacional en 2023.
Eventos relevantes para el sector
El 2024 fue un año destacado para la visibilidad del aceite de oliva uruguayo, gracias a la primera edición del Concurso Internacional Mario Solinas para el hemisferio sur y al Segundo Congreso Latinoamericano de Aceite de Oliva, eventos que fortalecieron la conexión entre los avances tecnológicos y el reconocimiento de la calidad de la producción nacional.
Perspectivas para 2025
Las perspectivas climáticas favorables para 2025 generan optimismo en el sector. Según Ackermann, se prevé una floración adecuada y un cuajado de frutos prometedor, lo que podría traducirse en una recuperación significativa de los volúmenes de producción. No obstante, el crecimiento del sector sigue limitado por la falta de expansión en la superficie cultivada, a pesar de los altos precios internacionales registrados en las últimas campañas.
El sector olivícola uruguayo, aún joven y en consolidación, cuenta con un 25% de sus montes en edades iniciales de producción comercial o en formación. Esto ofrece un potencial de crecimiento a mediano plazo, especialmente si se continúa incorporando tecnología, como el riego, que actualmente abarca solo el 15% de la superficie productiva.