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Los bancos de germoplasma juegan un papel fundamental en la preservación y salvaguardia del legado genético del olivo. En el contexto actual de cambio climático, estas instalaciones se convierten en una herramienta imprescindible para el almacenamiento y protección de una amplia variedad de cultivares de olivo, asegurando su conservación para las generaciones futuras.
Los recursos fitogenéticos son un recurso estratégico en el corazón de la producción agrícola sostenible. Su conservación y uso eficientes son fundamentales para salvaguardar la seguridad alimentaria y nutricional, ahora y en el futuro. Para cumplir este desafío se requerirá un flujo continuo de cultivos mejorados y variedades adaptadas a condiciones agro-ecosistemas particulares. La pérdida de la diversidad genética reduce las opciones para la gestión sostenible de la agricultura resistente, ante entornos adversos, y condiciones meteorológicas que fluctúan rápidamente.
La buena gestión de los bancos de germoplasma salvaguardan la diversidad genética y la ponen a disposición de los mejoradores (FAO, 2014). En el caso del olivo, es un cultivo que ha sido venerado por sus múltiples usos y su profundo significado cultural. Sin embargo, el vertiginoso avance de la tecnología y las transformaciones en los sistemas agrícolas han generado desafíos inéditos para la conservación de su diversidad genética. En este contexto, los bancos de germoplasma se erigen como auténticos guardianes del acervo genético del olivo, ofreciendo un refugio seguro para una amplia gama de variedades y genotipos que de otro modo podrían perderse para siempre.
La importancia de estos bancos no se limita simplemente a la conservación estática de recursos genéticos, sino que se extiende a la investigación, el mejoramiento genético y la innovación en la agricultura del olivo.
Gracias a la labor de instituciones, centros de investigación y entidades dedicadas a la conservación del germoplasma, se abren nuevas puertas hacia la adaptación de variedades a condiciones cambiantes, la búsqueda de resistencia a enfermedades y plagas, y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles y resilientes.
En un mundo donde la diversidad biológica enfrenta constantes amenazas, los bancos de germoplasma del olivo representan faros de esperanza, recordándonos la importancia de preservar la riqueza genética que sustenta la vida en nuestro planeta (COI, 2019).
Entre los bancos de germoplasma del Olivo reconocidos por el Consejo Oleícola Internacional, se encuentran colecciones de variedades de olivo de Italia, Chipre y Uruguay. Colecciones que junto con las existentes en otros países con amplia tradición del cultivo del olivo buscan la preservación y la protección de este cultivo a nivel mundial.
Artículo completo para su lectura en el número 196 de Óleo.