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Su objetivo es contribuir a la preservación del patrimonio genético a través de la conservación ex situ de especies, variedades, ecotipos vegetales autóctonos, y cultivares en desuso, así como de la información asociada de las entradas conservadas para su aprovechamiento actual y futuro, como se definen desde el IFAPA. Según la FAO, “los bancos de germoplasma desempeñan un papel fundamental en la conservación, la disponibilidad y el uso de una amplia diversidad fitogenética para la mejora de los cultivos y con ello la seguridad alimentaria y nutricional.
En este contexto, los bancos de germoplasma se erigen como auténticos guardianes del acervo genético del olivo, ofreciendo un refugio seguro para una amplia gama de variedades y genotipos que de otro modo podrían perderse para siempre.La importancia de estos bancos no se limita simplemente a la conservación estática de recursos genéticos, sino que se extiende a la investigación, el mejoramiento genético y la innovación en la agricultura del olivo.Gracias a la labor de instituciones, centros de investigación y entidades dedicadas a la conservación del germoplasma, se abren nuevas puertas hacia la adaptación de variedades a condiciones cambiantes, la búsqueda de resistencia a enfermedades y plagas, y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles y resilientes.En un mundo donde la diversidad biológica enfrenta constantes amenazas, los bancos de germoplasma del olivo representan faros de esperanza, recordándonos la importancia de preservar la riqueza genética que sustenta la vida en nuestro planeta (COI, 2019).Entre los bancos de germoplasma del Olivo reconocidos por el Consejo Oleícola Internacional, se encuentran colecciones de variedades de olivo de Italia, Chipre y Uruguay.