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El liderazgo mundial de España en la producción de aceite de oliva podría estar en riesgo si no se adaptan nuevas tecnologías en el sector. Este fue el consenso general entre expertos del sector reunidos en el Olive Oil World Congress (OOWC), celebrado en Mengíbar, Jaén. Con una jornada inaugural titulada “Transformación e innovación tecnológica en el sector del olivar y el aceite de oliva”, los ponentes subrayaron la importancia de la modernización para asegurar el crecimiento de la industria en un entorno de creciente demanda global y cambios climáticos significativos.
Durante el evento, figuras clave como Juan Gadeo, presidente del Grupo Interóleo; Javier Olmedo, director gerente de la Fundación del Olivar; y Ricardo Migueláñez, coordinador general del OOWC, pusieron de relieve la necesidad de innovación en un sector en el que España representa el 40% de la producción mundial de aceite de oliva. Sin embargo, este liderazgo no está asegurado a menos que el sector adopte un enfoque tecnológico en toda la cadena productiva, desde el cultivo hasta la valorización energética de sus subproductos.
Revolución tecnológica y agricultura regenerativa
En su ponencia “El reto de la revolución tecnológica para el olivar”, Juan Antonio Polo, jefe del Departamento de Tecnología del Aceite de Oliva y Medio Ambiente del Consejo Oleícola Internacional (COI), destacó el impacto que la tecnología podría tener en el sector. Polo enfatizó el papel de la agricultura de precisión, mediante el uso de sensores, robótica y datos en tiempo real, que permiten una gestión eficiente de la humedad del suelo, el uso de nutrientes y la sanidad vegetal. Esta gestión avanzada es fundamental en un sector donde las condiciones climáticas cada vez son menos predecibles.
Además, Polo abordó el concepto de “agricultura regenerativa”, una práctica agronómica que mejora la salud del suelo y, en consecuencia, la productividad y sostenibilidad del cultivo. Estas prácticas incluyen una mejor gestión de los recursos naturales, ayudando a optimizar la producción con un menor impacto ambiental.
Barreras y oportunidades para el agricultor español
En la jornada también se plantearon los desafíos que enfrenta el sector para integrar estas tecnologías, tales como el relevo generacional, la falta de información y los costes elevados. Polo apuntó que el sector agrícola en España necesita superar estos obstáculos para poder competir a nivel internacional y responder a la creciente demanda global de aceite de oliva, que actualmente representa solo el 2% del consumo mundial de grasas vegetales.
En la mesa redonda moderada por Esteban Momblán, gerente de Interóleo, expertos como Curro Montes, Gregorio Blanco, Juan Carlos Cañaveras y Javier Olmedo discutieron el potencial de la tecnología aplicada a la olivicultura regenerativa. Los panelistas coincidieron en que la adopción de prácticas tecnológicas es esencial para sostener el liderazgo de España en el mercado global y atraer a una nueva generación de agricultores. Estos futuros profesionales del sector, indicaron, estarán cada vez más especializados y familiarizados con la tecnología, lo cual facilitará la modernización del cultivo del olivo.
Nuevas soluciones y escalabilidad en la valorización energética
Otro aspecto destacado en las jornadas fue la valorización energética de los subproductos del aceite de oliva, un área en la que ya se han logrado avances, aunque persisten retos en cuanto a la escalabilidad de los procesos. Los expertos señalaron la necesidad de desarrollar sistemas viables a pequeña escala para hacer rentable la valorización energética, especialmente en explotaciones más reducidas.
Una visión de futuro para el sector oleícola español
En conclusión, los expertos subrayaron que España sólo podrá mantener su liderazgo en la producción de aceite de oliva adoptando tecnologías avanzadas y fomentando prácticas agrícolas sostenibles. El OOWC concluyó con un llamado a la acción para que todos los actores del sector se involucren en esta transformación, vital para el desarrollo del sector oleícola en un contexto de alta competitividad internacional y desafíos medioambientales.
“El futuro de nuestro sector pasa por la innovación tecnológica y el compromiso con la sostenibilidad,” concluyó Juan Antonio Polo, destacando que el éxito de España dependerá de cómo integre estas soluciones en las explotaciones agrícolas de todo el país.