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El nuevo año agrícola y meteorológico se inicia con muchas dudas en el campo andaluz. La sequía y las altas temperaturas provocan incertidumbre entre los agricultores que, ante la falta de expectativas claras, retrasan la planificación de las siembras otoñales y permanecen alerta a la espera de las ansiadas lluvias.
En las condiciones actuales es imposible e incluso desaconsejable apostar por un cultivo en concreto o lanzarse a comprar semillas, abonos y fertilizantes. Tal como expuso el presidente de ASAJA-Sevilla, Ricardo Serra, en la jornada celebrada junto a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y la AEMET, “con este tiempo seco y caluroso es imposible planificar nada”.
Respecto a la campaña de riego ya finalizada, los embalses de regulación general de la cuenca del Guadalquivir han acabado al 16,7%, almacenan 964 Hm3, una cantidad claramente insuficiente, que está por debajo de la mitad de la media de los últimos diez años.
Escenarios del nuevo año agrícola
El año que acabamos de cerrar ha sido calamitoso, con mermas de producción de entre el 40 y el 60% en todos los sectores y cultivos. Pérdidas que superarán los 2.500 millones de euros que perdió ya el campo andaluz como consecuencia de la sequía en el pasado ejercicio.
Con este panorama, más de un centenar de agricultores de regadío se han reunido en Sevilla con el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Joaquín Páez, el jefe de la Oficina de Planificación Hidrológica de la CHG, Víctor Juan Cifuentes, y el comisario de Aguas de la CHG, Alejandro Rodríguez; quienes junto al delegado territorial en Andalucía de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), Juan de Dios del Pino, y el director general de la empresa consultora Agraria Energía, Jorge Nasif, han intentado vislumbrar que podemos esperar de este nuevo año agrícola y meteorológico y, a la luz de los diferentes modelos, han apuntado cuáles pueden ser los escenarios a los que se enfrenten agricultores y regantes.
En su intervención, el presidente de la CHG, Joaquín Páez, defendió el modelo de gestión de cuencas hidrográficas que tenemos en España, “un modelo que están intentando copiar otros países, puesto que permite trabajar bajo la premisa de la unidad de cuenca”. Asimismo recordó que en los dos últimos ejercicios, tras la aprobación de los dos reales decretos de sequía, se han movilizado en el Guadalquivir 40 millones de euros, que han permitido afrontar algunas de las obras más urgentes en un momento tan delicado como el presente.
El presidente de la CHG lamentó el desconocimiento social en torno al riego y, en concreto en lo que respecta al regadío del Guadalquivir, que está modernizado en un 80% fundamentalmente por el empuje, la responsabilidad y el impulso de los propios agricultores, y “esto, debe saberse”.
El sistema, al límite
Por su parte, el jefe de la Oficina de Planificación Hidrológica de la CHG, Víctor Juan Cifuentes, que abordó el Plan Especial de Sequía de la Demarcación del Guadalquivir y su impacto en la agricultura, hizo hincapié en que la cuenca lleva diez años seguidos sufriendo déficit de precipitaciones, lo que supone en sí una anomalía y está llevando al sistema al límite, porque está diseñado para unas condiciones mejores, en las que se alternan en periodos más cortos los años secos y los lluviosos. Además, adelantó la información que se va a aportar en la Comisión de Desembalse del próximo mes de noviembre. En función de un enfoque probabilístico predictivo anticipó la posibilidad aproximada de alcanzar una determinada reserva al inicio de la campaña de riego, el próximo 1 de mayo, así como la dotación que podría aprobarse en función de dicha reserva.
Tal como expuso Cifuentes, la posibilidad de que contemos con una campaña de riego normal, con una dotación de 6.000 m3/ha es de sólo el 20%. La posibilidad de contar con una dotación de 3.000 m3/ha y tener una campaña de riego similar a la de 2021 es del 50%. Es algo más probable, un 60%, repetir la dotación de la campaña de 2022, que fue de 1.500 m3/ha. Y por último, tenemos hasta un 80% de posibilidades de repetir una campaña como la actual, con 700 m3/ha, para ello los embalses deberían almacenar 1.250 hm3, tan sólo 236 más de los que almacenan hoy.
Fallan los inviernos
La nota más positiva la puso el delegado territorial en Andalucía de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), Juan de Dios del Pino, quien adelantó que según los modelos analizados las posibilidades de que las lluvias este otoño están en la media o por encima de la media son muy altas, de un 80%, y en este momento se apunta a que las precipitaciones podrían llegar ya en la última semana de octubre.
Tal como puso de manifiesto Del Pino, el año agrícola 2022-2023 ha sido en Andalucía el más cálido desde 1961 y el quinto más seco desde esa misma fecha; y se ha cerrado con un déficit de precipitaciones del 36,8%, han caído 206 litros/m2 por debajo de la media de los últimos 30 años.