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Medidas y objetivos para que el sector olivarero tenga garantizado su futuro. Es lo que pretende Grupo Interóleo con la elaboración de un decálogo en el que muestra el mejor camino a seguir para que los productores de aceite de oliva sean más sostenibles y obtengan una mayor rentabilidad. Conscientes de que el sector se encuentra en un momento de cambios debido a la situación geopolítica y económica mundial, la nueva PAC, el incremento de los costes, la sequía y la falta de materias primas, Grupo Interóleo considera vital hacer una reflexión para establecer una hoja de ruta clara y tratar de acertar el camino correcto para los próximos años.
Las 10 medidas que incluye Grupo Interóleo comienzan con la necesaria potenciación de la relación entre el sector productor, envasador y distribuidor del aceite de oliva. “Hay que conseguir una colaboración permanente entre los eslabones de la cadena para establecer las mejores condiciones posibles para todos con el objetivo de aumentar el consumo mundial del aceite de oliva. Si todos colaboramos habrá un equilibrio en el beneficio y todos los eslabones ganaremos”, explica el gerente de Grupo Interóleo, Esteban Momblán. Por supuesto, el futuro no se basa sólo en la colaboración, sino que también debe haber una mejora en los sistemas de producción y de comercialización del aceite. “El sector tiene que aprender de las exitosas experiencias que se están sucediendo desde hace años en otros sectores productores”, argumenta Esteban Momblán.
Como tercera medida, Grupo Interóleo plantea la cuestión del agua, que es “un factor limitante y determinante”. Por eso, “debemos conseguir que sea un recurso continuo y permanente, tanto en épocas de sequía como la que estamos sufriendo ahora mismo, como en la abundancia. Para ello son necesarias políticas nacionales y regionales adaptadas a la situación de cada zona y con distintas posibilidades de aprovisionamiento en función de la ubicación y sus necesidades”, añade Esteban Momblán. Junto a ello, y como complemento fundamental, es obligado “apostar por la sostenibilidad, tanto en la parte medioambiental como en la económica”, por lo que se tienen que transformar los modelos de negocio para ser más competitivo, por lo que “se tiene que aumentar la inversión en la profesionalización de los olivicultores y de los operarios de las almazaras, incrementando su formación específica en centros autorizados y competentes”.
Asimismo, hay que apostar con mayor intensidad por la I+D+i en toda la cadena incrementando la colaboración público-privada entre empresas, universidades y centros de investigación que potencien la innovación en todos los eslabones. “La mecanización, robotización y digitalización de los distintos procesos productivos, desde la plantación del olivar hasta la distribución y la restauración, deben ser una prioridad para mejorar la trazabilidad del aceite y la eficiencia de los procesos mejorando así la rentabilidad final”, añade Esteban Momblán. Por supuesto, Grupo Interóleo no deja de lado seguir trabajando en la máxima calidad posible. “Esto tiene que ser una obligación para todos los operadores. Hay que establecer sistemas que garanticen la calidad del aceite de oliva en todas las fases y en todo el ciclo de comercialización, apostando por la autorregulación como tiene establecido ya el sector del zumo de fruta en España”, matiza el gerente de Grupo Interóleo.
Y, por supuesto, hay que “evitar la volatilidad de los precios” del aceite de oliva porque “los dientes de sierra no son positivos para ninguna de las partes de la cadena y la estabilidad permitiría a las empresas y a los olivareros establecer marcos de colaboración interanual que beneficiarían a todos”. Y eso se consigue, según Grupo Interóleo, incentivando en el consumidor la “valorización” del aceite de oliva y reforzando la “internacionalización” como vía fundamental para incrementar la venta y el consumo en aquellos mercados donde nuestro país aún no tiene demasiada presencia, concluye Esteban Momblán.