Revista
La Agricultura de Precisión (AP) contribuye a facilitar la toma de decisiones por parte del técnico y del agricultor, ya que pone a su disposición la información necesaria para caracterizar la variabilidad temporal y espacial de los cultivos.
La agricultura es una actividad donde el empresario tiene que tomar decisiones de forma permanente para adaptarse a cada situación. Las decisiones tomadas contribuyen a alcanzar un mayor o menor éxito, desde la elección del cultivo, las operaciones (siembra, abonado, tratamientos, técnicas de recolección) hasta la gestión para la venta del producto. En la agricultura tradicional, estas decisiones se basan en la observación directa, en la experiencia aprendida, en las evidencias presentes y en la intuición respecto al futuro. La Agricultura de Precisión (AP) contribuye a facilitar la toma de decisiones por parte del técnico y del agricultor, ya que pone a su disposición la información necesaria para caracterizar la variabilidad temporal y espacial de los cultivos. No es lo mismo equivocarse, que no acertar. La diferencia está en la información de la que previamente disponemos para tomar las decisiones. Sin datos, información y experiencia, la agricultura sería un proceso aleatorio, donde acertar sería cuestión de suerte. Por otra parte, la ejecución precisa de las operaciones de cultivo de acuerdo con las decisiones adoptadas requiere de maquinaria adecuada, diferente de la maquinaria convencional al hacer uso de tecnologías de distribución variable o VRT (Variable Rate Technology).
Estrategia de gestión
Desde sus orígenes, en la última década del siglo XX, diferentes definiciones de AP han sido publicadas. La Sociedad Internacional de Agricultura de Precisión (ISPA) la define como “una estrategia de gestión que recoge, procesa y analiza datos temporales, espaciales e individuales y los combina con otras informaciones para respaldar las decisiones de manejo de acuerdo con la variabilidad estimada, y así mejorar la eficiencia en el uso de recursos, la productividad, la calidad, la rentabilidad y la sostenibilidad de la producción agrícola”, dicho de otra forma, es una estrategia de gestión que considera la variabilidad temporal y espacial para mejorar la sostenibilidad de la producción agrícola. Las diferentes tecnologías necesarias para llevar a cabo esta forma de gestión tienen como factor común el uso de la digitalización y el manejo de herramientas informáticas.
En ocasiones también se emplea el término “Agricultura Inteligente” (del inglés “Smart Farming”) para referirse al uso de tecnologías de la información y la comunicación en el ámbito agrícola, sin que ello implique que otras formas de gestión no sean igualmente “inteligentes”, lo que puede dar lugar a malos entendidos.
Tienen disponible para su lectura el artículo completo en el nº191 de Óleo.