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El cultivo del olivar en seto tiene como característica principal la adaptación del cultivo del olivar a la maquinaria recolectora. Surge en los años 90 en nuestro país, y ha experimentado un importante crecimiento desde entonces, debido fundamentalmente al alto grado de mecanización y su rápida entrada en producción.
En los años 90 se inicia en España un nuevo modelo de olivicultura basado en la formación de un seto de olivos para ser recolectado con una cosechadora integral, que por una sacudida exterior, derriba y a la vez recoge la aceituna.
Este modelo aumenta sensiblemente el número de olivos por hectárea con respecto al olivar en vaso libre, llegando en algunos casos a estar por encima de los 2000 pies/ha. El tamaño del seto va a estar acotado por las dimensiones de la cosechadora que se utilice, teniendo por esto la poda un papel clave en este tipo de plantaciones, para mantenerlo dentro de los márgenes exigidos por ésta, y hacerlo de tal manera que lo mantenga productivo el mayor tiempo posible. Cuanto menor vigor tenga la plantación, menores tendrán que ser las intervenciones de poda, siendo preferibles variedades poco vigorosas, con porte compacto, no erguido y con buen nivel productivo.
Longevidad productiva del seto de olivo
La forma buscada en el seto de olivo es la de palmeta no estructurada, llegando a la misma con una formación inicial en eje central o en un sistema más libre con o sin despuntes, donde en este último caso, el reparto de madera sería más homogéneo. La altura del tronco necesaria para el buen paso de la cosechadora es de unos 50-60 cm.
Para mantener el seto productivo el mayor tiempo posible, se recomienda realizar un mantenimiento del mismo con podas anuales que lo mantengan dentro de las dimensiones requeridas por la cosechadora así como permitir la entrada de luz en el mismo. La limitación de la altura se puede realizar con motosierra/tijeras neumáticas, cortando las ramas rígidas situadas en la parte superior o con podadoras mecánicas de discos “Topping”. La frecuencia de éste, va a depender de la respuesta vegetativa, que a su vez dependerá del medio productivo y el vigor de la variedad. Normalmente el “Topping” va acompañado con podas de motosierra/tijeras neumáticas para evitar la acumulación de madera en el interior del seto. La limitación de la anchura del seto igualmente se puede realizar de forma manual, cortando las ramas rígidas que salgan al exterior, con podadoras mecánicas de discos “Hedging” o combinación de ambas. Este mantenimiento productivo del seto empleando motosierra/tijeras neumáticas, bien en solitario o en combinación con podadoras mecánicas, va consiguiendo una renovación indirecta y paulatina de la madera que se va acumulando en el interior y por tanto un mayor tiempo de su vida productiva.
Tienes disponible para su lectura el artículo completo en el número 190 de la revista Óleo.