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Los ministros de Agricultura de la UE, la Comisión y la Eurocámara tratarán de cerrar antes del miércoles un acuerdo político para reformar la Política Agraria Común (PAC) y permitir un reparto "más verde" y "más justo" de las ayudas. Para ello tendrán que ajustar posiciones aún muy alejadas en asuntos clave como la convergencia interna de los pagos a los agricultores.
Otras novedades que deberán decidir en las negociaciones a tres bandas son la redefinición del agricultor activo, para evitar que las ayudas lleguen a productores "de salón" o a terrenos destinados a actividades no agrícolas como aeropuertos y campos de golf; así como simplificar y establecer si serán voluntarios u obligatorios los programas específicos de apoyo a jóvenes agricultores y a pequeños productores.
Bruselas exigía reequilibrar los apoyos dentro de cada país, con el objetivo de que todos los productores perciban el mismo nivel de ayuda por hectárea, independientemente de su cultivo o región. Países como Alemania no ponen trabas a esta idea porque ya cuentan con regímenes similares, pero la medida es rechazada de pleno por España y otros grandes productores como Francia e Italia.
Ante las reservas de los Estados miembros, el comisario Dacian Ciolos ha tenido que revisar a la baja sus aspiraciones iniciales y aceptaría un suelo mínimo para que cualquier productor reciba al menos un 75% del subsidio medio que se paga en su región, según fuentes europeas.
Sin embargo, el ministro de Agricultura español, Miguel Arias Cañete, aún considera "absolutamente excesiva" y muy perjudicial para los intereses del campo español una convergencia del 75%. Así se lo trasladó al propio Ciolos en un viaje a Bruselas una semana antes de la reunión que arranca hoy en Luxemburgo, ocasión que aprovechó para reclamar al comisario la máxima "flexibilidad" posible para esta “tasa plana”.