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El “Gobierno propondrá en España un modelo de aplicación nacional de la Política Agrícola Común (PAC) que tenga en cuenta las diferentes realidades agrarias”, así lo explicaba el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete. Para ello, buscará “el mayor grado de consenso con Comunidades Autónomas y Organizaciones Agrarias para definir un sistema de regionalización adecuado a la diversidad de nuestra agricultura y que conlleve la menor transferencia posible de importes de ayuda entre beneficiarios, y con ello, entre sectores productivos y territorios”.
En respuesta a una pregunta del grupo de CiU en la sesión de control al Gobierno en el Senado, Arias Cañete ha explicado que uno de los logros del Gobierno español en las negociaciones de la reforma de la PAC ha sido haber conseguido “la flexibilidad necesaria para que se adapte a las peculiaridades de las agriculturas de los distintos Estados Miembros –y, en particular, la española–, pero sin perder la coherencia y el equilibrio que le otorga su carácter de Política Común”.
Arias Cañete ha explicado que el modelo más adecuado se basa en establecer una división territorial por comarcas agrarias, con importes homogéneos de ayudas, por tipo de superficie. “La comarca -como agregación de municipios con las mismas características agronómicas- es la mejor aproximación a las realidades agrarias de nuestro país. Y, dentro de cada comarca, se distinguirían cuatro tipos de superficies cultivadas (cultivos herbáceos de secano, de regadío, cultivos permanentes y pastos). En todo caso, la delimitación definitiva de las regiones será uno de los resultados del acuerdo que alcancemos con CCAA y Organizaciones Agrarias”, ha detallado.
Para el ministro, España ha logrado corregir los defectos de una propuesta inicial de reforma de la PAC de la Comisión Europea “muy lesiva para los intereses españoles y adaptarla a la especificidad de la agricultura española”.
Esta propuesta de la Comisión suponía “un importe de ayuda por hectárea idéntico por Estado o región, en un proceso de convergencia interna plena”. Y, ha proseguido, “tras meses de trabajo, hemos logrado de la Comisión la flexibilidad necesaria en la definición de regiones, para que, simultaneando criterios, podamos configurar un modelo adaptado a la realidad de la agricultura española”.