Revista
Son cincuenta años. Cuarenta y dos como director de una importante empresa multinacional dedicada a la fabricación de maquinaria e instalaciones para el sector del aceite de oliva, y ocho como ciudadano, tenaz propagador de las virtudes culinarias y nutritivas del aceite de oliva así como su más adicto consumidor.
Mi primer recuerdo no son las extensas lomas plagadas de olivos, que a tantos viajeros cautivan cuando visitan por vez primera el campo andaluz, sino una inmensa montaña de laminillas de metal conteniendo las más de doce mil referencias correspondientes a otras tantas fabricas elaboradoras de aceite, que habíamos copiado del anuario que con fines informativos publicaba la revista OLEO. Enviado el primer “mailing publicitario”, volvieron a nuestras dependencias con el sello de “Destinatario desconocido” más de siete mil cartas. El movimiento cooperativa y la obsolescencia de algunas viejas almazaras, habían sido la causa.
Después, un periodo de ocho o diez años, tratando de racionalizar la desmesurada simplicidad de las almazaras españolas, modernizando sus instalaciones con maquinaria como: lavadoras de la aceituna, formadores automáticos de cargos, vagonetas autotrasportables, prensas hidráulicas de alta presión descapachadoras y centrifugas para la limpieza del aceite y el agotamiento de alpechines. El moledero de piedra, la prensa de un solo pistón y los pocillos de decantación exigían mucha mano de obra, las fábricas estaban muy sucias, y la aceituna sin proceso alguno de limpieza permanecía en los trojes semana tras semana sin que la lentitud de molturación permitiese hacer otra cosa.
De esta forma eran muy pocos los aceites que se producían con la clasificación de vírgenes, y muchos menos aun los que podían alcanzar la de extra vírgenes. Pero faltaba mucho tiempo para que esta terminología llegase al consumidor, por entonces la gran mayoría de los aceites elaborados eran lampantes, y su comercialización se hacía, como se hace ahora, una vez refinados y mejorados con un porcentaje de aceite virgen, bajo el nombre de “aceite puro de oliva” destacando como TOP de calidad los de acidez. 0´4 (Magistral operación de marketing).
Pueden leer el artículo completo en el nuevo número de OLEO Revista.