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El proyecto Nutrimedia, desarrollado por el Observatorio de la Comunicación Científica de la Universitat Pompeu Fabra y la colaboración del Centro Cochrane Iberoamérica y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología-MINECO, ha publicado una de sus primeras evaluaciones dedicada al aceite de palma. La principal conclusión de su análisis es que el aceite de palma es igual para la salud que otras grasas de uso similar.
Este proyecto tiene como finalidad analizar el grado de confianza científica que merecen determinados mensajes sobre alimentación y nutrición difundidos a través de los medios de comunicación y las redes sociales. Uno de los últimos asunto que ha generado preocupación entre la ciudadanía es el del aceite de palma, de ahí que haya sido evaluado científicamente por el equipo de Nutrimedia. Actualmente no existen informes que analicen directamente los efectos del consumo de aceite de palma sobre algunas enfermedades, como las cardiovasculares, en relación con otros aceites vegetales similares. A pesar de que la elevación de ciertos lípidos en sangre se ha relacionado con el desarrollo de estas enfermedades, no se han encontrado guías clínicas o estudios que evaluaran el efecto directo del aceite de palma en el desarrollo de las mismas o en el incremento de la mortalidad.
Además, aunque el aceite de palma es una grasa con una elevada composición de grasas saturadas (50%), su contenido es menor que otras como el aceite de coco (92%), la margarina (66%) y la manteca (54%). Asimismo, algunos autores sugieren que los ácidos grasos del aceite de palma tiene una absorción más lenta en las grasas de origen animal, teniendo un menor efecto en la formación de ateromas y en el aumento del colesterol. Por todo ello, con la evidencia científica disponible, el mensaje transmitido por los medios de que el aceite de palma es más perjudicial que otras grasas de uso alimentario es incierto, según el equipo universitario. Para seguir una dieta equilibrada, el informe técnico recomienda que del conjunto de calorías ingeridas, las grasas no aporten más del 35% y las grasas saturadas, en concreto, no más del 11%.