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Un nuevo estudio ha concluido que los productos alimentarios vinculados a su lugar de origen ofrecen beneficios a nivel económico y social para las áreas rurales y promueven el desarrollo sostenible.
Los alimentos registrados con una etiqueta de Indicación Geográfica (IG) alcanzan un valor comercial anual de más de 50 000 millones de dólares EEUU a nivel mundial. Estos productos poseen características, cualidades o una reputación específicas derivadas de su origen geográfico.
El estudio "Fortalecer sistemas alimentarios sostenibles a través de indicaciones geográficas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) "analiza el impacto económico del registro de Indicaciones Geográficas en nueve estudios de caso: el café de Colombia, té Darjeeling (India), col Futog (Serbia), café Kona (Estados Unidos), queso Manchego (España), pimienta Penja (Camerún), azafrán de Taliouine (Marruecos), queso Tête de Moine (Suiza) y el vino Vale dos Vinhedos (Brasil ).
En todos los casos, el tener registrado su origen incrementó notablemente el precio del producto final, con un valor añadido de entre un 20 y 50 por ciento. Una razón es que los consumidores asocian características únicas -como sabor, color, textura y calidad- con los productos que cuentan con Indicación Geográfica, y eso hace que estén dispuestos a pagar precios más altos.
Etiquetar los productos indicando su lugar de origen tiene implicaciones que van más allá de los beneficios económicos. Los productores y procesadores locales que protagonizan el proceso de registro ayudan a que los sistemas alimentarios sean más inclusivos y más eficientes. Juntos, los productores desarrollan las especificaciones del producto y promueven y protegen la etiqueta con IG. La creación de estas etiquetas estimula a la vez el diálogo entre los sectores público y privado, ya que a menudo las autoridades están muy vinculadas con el proceso de registro y certificación.
El registro de una etiqueta de Indicación Geográfica sigue las leyes y regulaciones definidas por cada país. A nivel internacional, las etiquetas están reguladas y protegidas por el Acuerdo ADPIC (Acuerdo sobre los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio), un convenio multilateral sobre derechos de propiedad intelectual que es reconocido por todos los miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El estudio admite que existen una serie de obstáculos que los productores deben considerar antes de solicitar una etiqueta con IG. Por ejemplo, algunos productores tradicionales o en pequeña escala pueden resultar excluidos si los requisitos de los productos son excesivamente técnicos o si resultan costosos en áreas como el empaquetado.
El informe subraya además que es necesario valorar los impactos ambientales, y las especificaciones deben incluir indicaciones para evitar la sobreexplotación de los recursos naturales.