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La preocupación por la falta de información fiable para los escolares y otros consumidores se halla en la base de la recomendación de la asamblea de la UE de los representantes políticos locales y regionales. Preguntas como estas, ¿cuánto queso hay en el queso? ¿sabemos lo que comemos? y, en particular, la voluntad de inculcar buenos hábitos alimentarios desde la infancia impulsaron al Comité Europeo de las Regiones (CDR) a pedir, el pasado 4 de julio, la creación de un sistema europeo de etiquetado obligatorio con un código cromático.
Esta propuesta forma parte de una amplia serie de recomendaciones recogidas en el Dictamen titulado «Incentivos locales y regionales para promover dietas saludables y sostenibles». Asimismo, el CDR sugiere que se sopese la introducción de cambios en la ordenación territorial y las infraestructuras, así como el uso de instrumentos como los impuestos, las subvenciones y la legislación.
Nikolaos Chiotakis (EL/PPE), concejal de Kifisiá ha sido el ponente del Dictamen - afirmó: «Los patrones esenciales de conducta relevantes para la salud que se desarrollan en la infancia y la juventud permanecen durante toda la vida. Los dulces, la comida basura y las bebidas azucaradas han desplazado la dieta tradicional a base de frutas y hortalizas, pescado y aceite de oliva. Nuestros hijos consumen demasiada sal, azúcar y grasas en los productos que comen».
El CDR también insiste especialmente en la importancia de los programas educativos en las escuelas para promover un estilo de vida saludable y activo, haciendo particular hincapié en la enseñanza preescolar y primaria.
De aceptarse por parte de los responsables de la toma de decisiones del Consejo Europeo y el Parlamento Europeo, la recomendación del CDR significará que los productores de alimentos deberán utilizar colores en los envases de los productos alimenticios en toda la UE a fin de proporcionar al consumidor información clara sobre el contenido de azúcar, sal y grasas de los alimentos. El etiquetado sobre las propiedades nutricionales estará también disponible en línea. Un enfoque obligatorio cambiaría radicalmente la situación actual, dado que, en numerosos casos, son los propios fabricantes de alimentos quienes deciden por su cuenta cuáles de sus productos son lo suficientemente saludables para anunciarse como alimentos adecuados para la infancia. Estos anuncios tendrían que justificarse con el cumplimiento de especificaciones paneuropeas.
Deben promoverse alternativas saludables como frutas y verduras, productos lácteos bajos en grasa y cereales integrales, según el dictamen, en el que también se afirma que es fundamental disponer de una oferta de alimentos sostenibles. El sistema de etiquetado y el resto de las ideas aportadas beneficiarían a todos los grupos de edad y a todos los sectores de la sociedad. También reflejan la existencia de una demanda en favor de un cambio general que promueva la salud y prevenga enfermedades. El Sr. Chiotakis señala que una dieta poco saludable es uno de los cuatro factores principales que aumentan el riesgo de padecer enfermedades crónicas no transmisibles. Los otros tres son el tabaquismo, el sedentarismo y el abuso de alcohol.
En el dictamen se incluyen las herramientas que los entes locales y regionales pueden utilizar para promover hábitos de alimentación saludables, y se subraya que los entes locales pueden dar ejemplo a través de la contratación pública. Argumenta que las instituciones públicas —como hospitales, centros asistenciales, residencias de ancianos, centros penitenciarios, guarderías y escuelas - pueden constituirse en modelos de referencia gracias la venta y distribución de productos saludables, locales y de temporada, que son garantía de sostenibilidad.