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Un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y del centro Irstea de Montpellier ha desarrollado un método para evaluar la calidad del aceite de oliva en base a la fluorescencia de sus compuestos nutricionales. El estudio podría dar pie al desarrollo de nuevos procedimientos analíticos fáciles y rápidos de implementar y con un menor coste económico y medioambiental.
La técnica empleada es la espectroscopia de fluerescencia, que consiste en incidir un haz de luz de excitación en la muestra de aceite. Los compuestos fluorescentes, (antioxidantes o los ácidos grasos monoinstaurados...) reaccionan emitiendo un haz de luz recogido en forma de espectro y posteriormente analizado. De este análisis se obtiene una huella espectral característica, que variará en función de la calidad de cada aceite.
Natalia Hernández Sánchez, una de las autoras del estudio, indica que “la distinta composición puede tener su origen en la variedad de aceituna, los procesos de extracción en almazara, los procesos industriales de refinado, mezclas de distintas calidades, exposición al calor, a la luz, y al oxígeno en el almacenamiento".
El grupo LPF-Tagralia de la UPM lleva más de 30 años dedicado a la evaluación y supervisión de la calidad de productos agroalimentarios. Las aplicaciones de espectroscopia de fluorescencia desarrolladas en aceite de oliva se enmarcan en dos líneas de investigación del grupo: la línea Metascan, que emplea técnicas no destructivas mecánicas, espectroscópicas, de visión multiespectral e hiperespectral; y la línea Davinci, centrada en el desarrollo de modelos matemáticos para la evaluación de la calidad.