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La Mesa de Participación, grupo de trabajo constituido por las asociaciones de consumidores y usuarios CECU, FUCI, UNAE y CAUCE y Mercadona, ha publicado la "Encuesta Hábitos de Compra y Consumo 2019". Se trata de uno de los sondeos de consumo más extensos del país con 3.300 personas encuestadas.
Los principales resultados concluyen que estamos ante un consumidor preocupado por su salud, sensible con el desperdicio de alimentos y respetuoso con el medio ambiente. El 42% indica que no ha cambiado sus hábitos de compra de productos de alimentación y gran consumo, pero un 24% lo ha hecho por cuestiones de salud y un 13% por la información recibida. Las perspectivas económicas son más negativas que en años anteriores: un 44% de los encuestados admite que busca más las ofertas y un 16% confiesa haber reducido su gasto en alimentación.
En términos generales, los encuestados, siguen queriendo proteger su ámbito más personal y prefieren recibir información en el lugar de compra. La mitad de los encuestados considera estar bien informado en materia de alimentación, siendo la etiqueta del producto la principal fuente de información para un 61% de ellos, aunque solo el 44% afirma leerlas. Eso sí, se aprecia que las nuevas generaciones incorporan en mayor medida el uso de las nuevas tecnologías. Internet es la fuente de información del 7% de los encuestados. El establecimiento es la vía preferida para recibir información, aunque el teléfono móvil aumenta un punto respecto al año anterior, siendo la opción preferida por un 14% de los encuestados. Aunque el 53% asegura acudir andando a hacer la compra, el comercio electrónico ha aumentado varios puntos.
En cuanto a cuestiones de sostenibilidad, todavía el sector ecológico tiene camino por recorrer, puesto que la mayoría de encuestados no consume este tipo de productos al considerarlos demasiado caros (un 41% de ellos, frente al 37% en 2018). Eso sí, el consumidor se considera preocupado por cuestiones de responsabilidad social (un 52% valora positivamente la ética empresarial y un 95% considera el desperdicio de alimentos un problema importante). Hay una significativa oposición y falta de apoyo de los consumidores hacia los alimentos transgénicos, pero hay una visión positiva sobre el comercio justo, la huella ecológica y el consumo colaborativo.