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Investigadores de la Universidad de Jaén han descubierto una propiedad hasta ahora desconocida del tirosol, uno de los compuestos fenólicos presentes en el aceite de oliva. Al parecer, el compuesto tendría capacidades neuroprotectoras frente a los efectos patógenos de enfermedades neurodegenerativas, como en el caso de la enfermedad del Parkinson.
El tirosol es un compuesto fenólico único que, entre los aceites vegetales, solo se halla en el aceite de oliva virgen extra. En los últimos años, diferentes investigaciones han puesto de manifiesto sus propiedades anticancerígenas, antiinflamatorias, bactericidas y cardioprotectoras. Este nuevo estudio, aplicado en un modelo animal, ha hallado también efectos positivos en enfermedades neurodegenerativas. El modelo se ha aplicado sobre dos estirpes transgénicas del nematodo Caenorhabditis elegans, muy vinculado a los estudios biológicos sobre enfermedades como el Alzheimer, la obesidad o la diabetes.
Los resultados hallados señalan que el tirosol induce a la disminución del estrés oxidativo y retrasa la parálisis muscular en los nematodos. Además, se produjo una menor degeneración de las neuronas dopaminérgicas de los animales, retrasando y reduciendo de forma ostensible los efectos patógenos del Parkinson. Aunque se trata solo de un primer paso, el estudio podría ser la antesala de una línea de investigación que posibilite " la realización de ensayos clínicos y nutricionales en animales más complejos y en seres humanos para testar si el tirosol, como suplemento alimenticio, tiene esos efectos en los pacientes”, tal y como explica Ana Cañuelo, investigadora del proyecto.
Aunque todavía es pronto para formular conclusiones, los indicios reafirman las propiedades beneficiosas del AOVE, tal y como ya se ha demostrado en numerosos estudios que han hallado en los compuestos fenólicos propiedades antimicrobianas, beneficios cardiovasculares o la mejora en la producción de encefalina y la reducción del estrés, entre otros.