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El compromiso del Gobierno de Castilla-La Mancha y de su consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, con el sector olivarero y, sobre todo, con aquellas familias - más de 66.000 - que están detrás del olivar de bajo rendimiento en la región, es absoluto. En caso de que no se contara, como se viene solicitando a nivel nacional desde Castilla-La Mancha, con una ayuda acoplada específica dentro de la nueva PAC para garantizar la supervivencia de este olivar, el Ejecutivo castellanomanchego ya ha pensado cómo no dejarlo atrás.
Así, “en caso de que no haya una discriminación positiva para el olivar de bajo rendimiento, en el Programa de Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha se incluirá una medida específica para apoyar este modelo de producción”, ha dicho el consejero. De esta forma lo ha trasladado hoy Arroyo en la reunión que ha mantenido en Toledo con los representantes de las empresas y cooperativas más representativas del sector olivarero en España, en la que ha estado también presente la directora general de Alimentación, Elena Escobar.
La ayuda para el olivar de bajo rendimiento ha sido uno de los asuntos que llevó el consejero a la Conferencia Sectorial monográfica para fijar una posición política sobre la PAC, que tuvo lugar en la sede del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y a la que estaban convocados los consejeros y consejeras de las comunidades autónomas.
Desde Castilla-La Mancha se viene defendiendo la diferenciación entre el olivar bajo rendimiento y el superintensivo o intensivo a capa y espada, y es que el primero de ellos, “si no cuenta con un apoyo de la administración”, ha resaltado Arroyo, “es difícil que pueda competir en los mercados”.