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Las previsiones agrarias, a 31 de enero, por parte del Instituto Nacional de Estadística de Portugal, apuntan a un descenso del 25% en la producción de aceitunas para aceite, fundamentalmente por el bajo grosor de los frutos. A pesar de está situación, la previsión para esta campaña de 734 mil toneladas de aceituna, la convierten en la sexta más productiva de las últimas ocho décadas.
Con la recolección de la aceituna prácticamente concluida, los escenarios son regionalmente heterogéneos. En general, al inicio del ciclo, y luego de una buena floración, la recogida no se realizó en las mejores condiciones y la carga inicial de frutos fue menor que la campaña anterior. Sin embargo, en el interior del Norte y Centro, las lluvias ocurridas cerca del final del ciclo productivo del olivar provocaron un aumento del calibre de la aceituna, lo que supuso una recuperación en muchos olivares tradicionales de secano, con una perspectiva de incremento de la producción, en relación a 2019. Por el contrario, en Alentejo, una región donde los olivares de regadío modernos tienen un peso muy significativo (y, en consecuencia, la influencia de la ocurrencia de precipitación en la producción final es mucho menor), fueron las condiciones iniciales, a saber, el grosor, lo que determinó la evolución de la campaña.
En general, se espera que la producción de aceite de oliva disminuya en un 25% con respecto a 2019. Cabe señalar que, a pesar de que el rendimiento de la aceituna en aceite de oliva es menor que el logrado en la campaña anterior, el producto final tiene una calidad organoléptica y química dentro de los parámetros normales.
A pesar del descenso registrado, la producción se mantiene en niveles muy elevados, y continúa con el efecto de alternancia productiva anual.