Revista
Opinión de Clara Aguilera, Diputada Socialista Española en el Parlamento Europeo
En primer lugar, felicitar a la Revista ÓLEO por su Aniversario y por haberse convertido en un referente de lectura obligatoria para aquellos interesados en conocer lo que está sucediendo en el sector oleícola español.
El sector del aceite de oliva español, y especialmente el andaluz, han experimentado una gran transformación en las dos últimas décadas. Se ha convertido en un sector modernizado, más competitivo y con una mejor organización empresarial, basada en el cooperativismo y haciendo que este modelo de economía social destaque frente a otro tipo de empresas o modelos de organización. A todo ello se suma la creación de la Interprofesional del Aceite de Oliva en España, que está realizando una gran labor de divulgación y promoción del AOVE como alimento de una excelente calidad y saludable.
Se han dado pasos importantes en el proceso de concentración de la oferta del sector aceitero, lo que supone un aspecto muy positivo. Junto a este proceso, conviven cooperativas o empresas de menor tamaño que trabajan un producto de calidad y diferenciado, lo que les ayuda a procurar un nicho en el mercado nacional e internacional.
En una clara apuesta por la calidad diferenciada, el sector ha apostado por las Denominaciones de Calidad, como las Denominaciones de Origen o la Indicaciones Geográficas protegidas. El esfuerzo realizado por el sector está dando sus frutos, pues cada vez se refuerza más la implicación y el vínculo entre la calidad y el territorio donde se produce.
La apuesta social del sector
No pueden pasar desapercibidas las aportaciones del sector oleícola a la sociedad. En todas las ramas, desde la producción a la comercialización, contribuye a mejorar el bienestar social, territorial y medioambiental de la sociedad. Para el horizonte futuro de este sector, así como para la competitividad del producto en los mercados, se posicionan como elementos indispensables la valorización y la diferenciación del aceite de oliva español. Tampoco podemos olvidarnos jamás del reconocimiento a la indispensable labor desempeñada por los agricultores.
Desde el punto de vista social, el olivar genera más de 32 millones de jornales por campaña agrícola y mantiene unos 15.000 empleos en la industria. De hecho, este sector constituye la principal actividad de numerosos municipios, con una industria asociada que vertebra y cohesiona el medio rural. En materia de preservación del medio ambiente, el olivar tiene la capacidad de fijar el CO2, siendo así un claro ejemplo de sistema de economía circular y bioeconomía, a través del aprovechamiento de sus subproductos, y es uno de los máximos exponentes de la agricultura ecológica en nuestro país.
Me gustaría destacar el papel que juega el olivar tradicional, que actualmente representa el 70% del olivar español y que tiene una gran importancia económica, social y medioambiental para muchos territorios rurales. En este ámbito, el olivar tradicional no mecanizable, de pendiente, es el que más empleo genera por unidad de producción. A pesar de los aparentes inconvenientes que puede presentar, como las dificultades para realizar los trabajos de cultivo y recolección o el incremento de algunos gastos, este tipo de cultivo es fundamental en muchas áreas rurales al permitir el asentamiento y la fijación de la población en determinadas zonas.
Pueden leer el artículo de opinión completo en el número especial 60ºAniversario de Óleo.