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La industria de alimentación y bebidas permite fijar una población de 834.737 personas. Es decir, el 17% de la población de la España Vaciada se asocia con la actividad de la industria. Además, de los más de 2 millones de empleos directos e indirectos que genera el sector a nivel nacional, el 15% se localiza en la España Vaciada, un total de 305.424 puestos de trabajo, según recoge el informe "La contribución de la industria de alimentación y bebidas a la España Vaciada", que ha sido impulsado por la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) con la colaboración del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) y Cajamar Caja Rural.
De esta manera, el sector confirma su trascendencia para el desarrollo laboral en estas zonas menos pobladas, puesto que el 17,2% del total del empleo en estos municipios se asocia a la industria de alimentación y bebidas, mientras que para el conjunto de España este porcentaje representa el 10%.
Destaca la aportación en el empleo femenino, ya que, con una tasa del 31%, la industria es la rama en la que menos se acusa la brecha de género respecto al conjunto nacional, y suma más de 17.400 puestos de trabajo desempeñados por mujeres de la España Vaciada.
El informe destaca la importancia de la presencia de la industria de alimentación y bebidas en el medio rural y cómo contribuye directamente a dinamizar estas zonas mediante la creación de empleo, la contribución a la fijación de población y al mantenimiento de infraestructuras y servicios básicos, entre otras aportaciones.
En el estudio, realizado por la consultora KREAB durante 2021, toma como referencia la definición del Parlamento Europeo de zonas escasamente pobladas, que representan las localidades con 50 habitantes/km2. Así, la España Vaciada representa el 77% de la superficie y apenas concentra el 10,4% (4.910.638 personas) de la población total española.
Generación de riqueza y aportación a las erario público
A través de su impacto directo e indirecto, la aportación al PIB de la industria de alimentación y bebidas en toda España es del 10,6%, un porcentaje que se eleva al 16,2% en las zonas de la España Vaciada, destacando el peso de la actividad del sector.
El tejido empresarial de los alimentos y bebidas está en gran medida ligado al medio rural. El 74% de las industrias de alimentos y bebidas están ubicadas en localidades de menos de 50.000 habitantes. Concretamente, de las más de 30.000 empresas que componen la industria, el 15,6% se asienta en la España Vaciada. Mientras que para el conjunto de la economía este porcentaje supone el 8,8%, lo cual revela la capacidad dinamizadora del sector en estos territorios.
En cuanto a la aportación a los ingresos públicos, de los más de 35.000 millones que la industria aporta a nivel nacional, un total de 5.876 millones de euros proceden de estas zonas despobladas la España Vaciada, lo cual arroja una media de 516.423 euros por municipio de la España Vaciada en los que está presente.
Impulso del sector y nuevas oportunidades
La actividad industrial ha propiciado el impulso de nuevas infraestructuras y servicios necesarios para su actividad, pero también para la dinamización de otros servicios e industrias conexas que redundan en el empleo, el desarrollo y el bienestar social de sus habitantes. Mejorar el alcance de infraestructuras en telecomunicaciones resulta imprescindible para impulsar la digitalización y reducir la brecha que limita la capacidad de desarrollo en estas zonas. Así, la industria de alimentación y bebidas genera un impulso en el sector de las telecomunicaciones de 273 millones de euros en la España Vaciada. Del total de la actividad en telecomunicaciones que genera la industria, el 13,6% se localiza en estos municipios.
El estudio también revela cómo la industria puede ser fuente de riqueza y de creación de oportunidades económicas para las localidades, siendo especialmente relevante la actividad turística ligada a la gastronomía. Más de 100 millones del gasto turístico, así como el 9% de las pernoctaciones en el medio rural se relaciona directamente con el sector de alimentación y bebidas.
Impacto medioambiental y social
En cuanto a su aportación a la sostenibilidad, la fijación de población y la contribución económica a las zonas rurales permiten preservar y cuidar el entorno natural y el patrimonio cultural. La gestión sostenible de la industria contribuye a mitigar el 12% de sus impactos ambientales mediante la protección del capital natural, la valorización de residuos, la gestión del agua, su contribución a la lucha contra el cambio climático y la mejora de la calidad del aire, entre otros aspectos.
Pero, además, el consumo y la actividad asociada al sector de los alimentos y bebidas se relaciona directamente con el mantenimiento de prestaciones y servicios básicos, claves para contribuir a la fijación de población, como hospitales y centros de salud, colegios, oficinas bancarias, tiendas y otros establecimientos, así como instalaciones para el ocio. De esta manera, según el Informe, gracias a los empleos dinamizados por el sector, se generan 1.943 millones de euros de consumo inducido.
Además, la disponibilidad, la seguridad, la calidad o la asequibilidad de alimentos y bebidas que proporciona la industria repercuten de manera directa en la población. Así, el impacto social que la industria genera en el conjunto de España es equivalente a 85.106 millones de euros. Es decir, por cada euro de valor añadido bruto directo de la industria de alimentación y bebidas se generan 3,22 euros de valor social asociado a la nutrición. Trasladado a la España Vaciada, el impacto de la industria en el bienestar de su población es de 8.887 millones de euros.
Propuestas para el impulso y estabilidad
Dada la trascendencia de las empresas de alimentación y bebidas en las zonas menos pobladas, la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas lanza una serie de propuestas para el impulso y la estabilidad de su labor en la España Vaciada.
Así, el sector considera necesario los incentivos fiscales para promover la actividad económica, así como el equilibrio que evite penalización con impuestos sobre actividades claves en la dinamización de estas zonas, tales como la hostelería o la restauración, entre otras. En este sentido, es necesario la protección de la cadena alimentaria como un sector de gran valor en general para nuestro país, pero aún más en estas zonas, y evitar la demonización de sus productos y de toda su actividad.
Asimismo, es esencial apoyar el emprendimiento, dar facilidades a la reindustrialización de zonas rurales y estimular el relevo generacional. Para ello, es necesario aligerar el acceso a las gestiones administrativas y ofrecer servicios de asesoría y formación que permita el progreso de los negocios.
Finalmente, hay que promover la incorporación del medio rural en una economía conectada, eficiente y sostenible. Para ello, estos municipios deben contar con nuevas infraestructuras, una red de comunicaciones y transporte mejorada y medidas que faciliten la integración sostenible. Igualmente, profundizar en nuevas oportunidades de negocio, como la promoción turística gastronómica, contribuyendo a proteger y valorizar actividades tradicionales como identidad cultural.