Revista
Suele decirse que el olivicultor no toca mucho los temas de medio ambiente pero la realidad es que existen varias iniciativas medio ambientales en el mundo del aceite que están desbordadas.
La semana pasada Olivares de miel visitó tres de estas iniciativas para intercambiar experiencias y esto fue con lo que nos encontramos.
Olivares Vivos empezó como programa hace pocos años y ahora tienen solicitudes de 850 agricultores. No pueden visitar 850 fincas para hacer una selección, es materialmente posible, en la anterior edición sólo entraban 20 fincas.
En foros como Agroterra es posible escuchar las quejas y lamentos de quienes no fueron admitidos. Una vez desestimados plantas árboles diversos en sus olivares y establecen otras líneas de actuación como buenamente pueden.
No abandonan la idea del medio ambiente sino que tratan a su manera de crear directrices en su finca, van en paralelo, eso sí sin certificaciones. Lo que muestran realmente es el éxito del programa y la necesidad de que las asociaciones de agricultores y las cooperativas emulen este programa cuantas veces sean necesario.
Si el programa Olivares Vivos fuera ampliamente imitado aparecerían 5.000 agricultores en espera. Faltan medios humanos y financieros y la PAC debería subvencionar esta iniciativa. No sólo está SEO Birdlife, también están WWF, etc.
Por su parte Alvelal ha celebrado el año anterior 65 reuniones con grupos de agricultores por todo el país, no dan abasto y sienten que físicamente llegan a su techo.
Este programa que al igual que Olivares Vivos empezó hace pocos años ha tenido un boom espectacular y más de 300 agricultores quieren ser fincas demostrativas.
Los límites son los mismos que tiene Olivares Vivos, escasez de medios humanos y financieros.
Puede que Alvelal aporte una novedad al sector del aceite que escribo aquí en primicia. Fran Martínez Raya plantó en diciembre de 2017 cuatro tipos de arbustos entre las hileras de olivos, lavanda, salvia, tomillo y romero. Los técnicos del Imidra y UCAM (Olivares de miel) dicen que tienen que pasar cinco años para que se vea su efecto sobre la aceituna.
Este otoño se cumplen los cinco años, si se hace una analítica de polifenoles y una posterior cata de expertos puede que se descubran características únicas, dando pistas al sector para crear aceites de calidad.
Por último Castillo de Canena es como un oasis en mitad de un desierto de olivos, una cubierta vegetal verde frente al terreno pelado circundante en kilómetros y kilómetros a la redonda.
25 empresas siguen sus pasos, y detrás de ellas algunas cooperativas. Quien vaya a la finca de Castillo de Canena, Cortijo Guadiana, pensará que no ejerce una influencia considerable sobre su entorno, que las tradiciones agrícolas pesan mucho, pero su área de influencia está dispersa por la geografía jienense.
Y es así, un ó una pionero/a mueve a su vez a pioneros latentes, tímidos, no de primera línea, pero que se aventuran cuando el engranaje está en marcha.
Hace falta un debate intenso sobre este asunto porque el olivicultor tiene sensibilidad por el medio ambiente y quiere pasar a la práctica, escalonadamente, pero con una escasez de iniciativas lo único que se hace es casi morir de éxito, con unas pocas fincas certificadas y miles de agricultores siguiéndolas como buenamente pueden.
Falta organización, vertebración, estructuras organizativas existen, las organizaciones de agricultores y las cooperativas, pero hay que darle forma a la difusión medio ambiental siguiendo los buenos ejemplos existentes.