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En España, la industria agroalimentaria es la primera rama manufacturera del sector industrial, con un 23,3%, siendo responsable del mayor consumo energético industrial en 2019, con más de 2.000 millones de euros. En la actualidad, esta industria se enfrenta a un nuevo contexto energético radicalmente distinto al existente hace un año, debido al cambio tarifario de junio de 2021 y al brutal incremento del precio de la energía en los mercados mayoristas.
Ante esta situación crítica, un estudio realizado por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) analiza los principales factores que condicionan el importe final de la factura eléctrica en más de 1.000 escenarios distintos. Su objetivo es cuantificar el impacto del nuevo contexto energético español en el sector agroindustrial, analizando patrones de consumo con diferente estacionalidad, así como evaluar diferentes medidas para mitigar el impacto y reducir la factura eléctrica de las agroindustrias.
“La rápida implementación de medidas de adaptación puede ser clave para mantener la competitividad y viabilidad del sector a corto y medio plazo”, afirma Fernando Ruiz, investigador de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas (ETSIAAB) de la UPM y uno de los autores del trabajo.
El artículo publicado en la revista Agronomy, bajo el título "Influence of the New Energy Context on the Spanish Agri-Food Industry", analiza y propone medidas de adaptación al nuevo contexto energético, en función de la estacionalidad y características particulares de la demanda. Los investigadores concluyen que el nuevo sistema tarifario afecta desigualmente al sector agroalimentario.
Los resultados del estudio también cuantifican y evidencian la situación crítica a la que está sometido el sector agroindustrial. Todas aquellas industrias que tengan precio indexado según mercado, que tengan que firmar nuevos contratos o se les haya actualizado el precio, asumirán incrementos dramáticos con respecto al año anterior, que oscilan entre un 62% y un 151% en función de la estacionalidad y características de su demanda.
Discriminación horaria y energías renovables, algunas de las medidas propuestas
A la hora de realizar el estudio, los investigadores han tenido en cuenta la gran variabilidad y diferente estacionalidad de las agroindustrias, que condicionan las medidas a implementar. La “gran atomización del sector agroindustrial” -el 96.1% de las más de 30.500 empresas tiene menos de 50 empleados y un 79% menos de 10 – dificulta el trabajo de adaptación y la implementación de medidas de control de la factura y mejora de la eficiencia energética, explica Fernando Ruiz.
Entre las medidas propuestas, figura la discriminación horaria constante a lo largo del año, que debería facilitar a las industrias la planificación de las actividades de mayor consumo, trasvasándolas a periodos de menor coste siempre que sea posible. “El ahorro potencial podría alcanzar el 20%”, afirma el profesor de la UPM.
Además, la adaptación de las potencias contratadas al nuevo sistema tarifario también puede generar un ahorro nada desdeñable. Un año después del cambio tarifario, la mayoría de agroindustrias analizadas por los investigadores siguen sin haber modificado la potencia contratada ni cambiado sus patrones de consumo para adaptarlos al nuevo sistema de discriminación horaria con diferentes temporadas.
Por otra parte, la implantación de energías renovables u otros sistemas de generación eléctrica podrían ser la solución en muchas industrias, especialmente en las de reducida estacionalidad.
El trabajo, llevado a cabo por investigadores de la Unidad de Energía y Electrotecnia del Departamento de Ingeniería Agroforestal de la ETSIAAB-UPM, como respuesta al contexto energético cambiante, ha utilizado datos de consumo eléctrico de agroindustrias de diferentes sectores, como el hortofrutícola, el bodeguero, la producción de piensos o de aceite de oliva.