Revista
Por Pedro Pablo Pérez Hernández, profesor de Economía de la Universidad Loyola
El sector de las materias grasas es un sector muy amplio y diverso, aunque a medida que se reduce el espacio geográfico de análisis desde el mundial al europeo y al español, la diversificación decrece y se simplifica con una intensidad más que proporcional. Valga como ejemplo el peso específico que tiene el aceite de oliva entre los aceites vegetales comestibles en el mundo (el 2 %) y en España (el 65%).
En el ámbito geográfico nacional el sector de aceites y grasas vegetales comestibles ha estado dominado desde el último cuarto del pasado siglo por dos tipos de aceites: el de oliva en primer lugar, y el de girasol. Ya a bastante distancia otros aceites, como el de semillas o maíz, así como el de oleaginosas como alimento para el ganado en su mayor parte.
En lo que se refiere al olivar en España hay dedicadas a la producción de este cultivo perenne más de dos millones trescientas mil hectáreas que producen cerca de seis millones y medio de kilos de aceitunas que proporcionan alrededor de un millón y medio de aceite de oliva. En este sector existen dos mercados perfectamene diferenciados, aunque interrelacionados. Se trata del mercado en origen, con una oferta formada principalmente por cooperativas, en torno a las cuales se agrupan la inmensa mayoría de los agricultores, así como un número importante de almazaras privadas y una demanda compuesta fundamentalmente por empresas envasadoras, ya sean multinacionales, las propias cooperativas o empresas de capital netamente nacional. El otro mercado, es el de destino, que, del lado de la oferta, incluye a las empresas envasadoras (a su vez demandantes en el mercado de origen) y los consumidores fi-nales que están a merced de aquellas.
En cuanto al aceite de girasol, fruto a la política agraria común, España alcanzó un nivel de producción cercano al millón y medio de toneladas de semillas con un total de hectáreas dedicadas a este cultivo de dos millones. No obstante, las sucesivas reformas de la política agraria han dejado la producción de esta oleaginosa por debajo de las novecientas mil toneladas, habiéndose dedicado menos de setecientas mil hectáreas para su cultivo en nuestro país. De este modo, la producción de aceite de girasol, en España se sitúa por debajo de las trescientas mil toneladas y es el español un mercado claramente deficitario, dado que el destino de las semillas de girasol además de la producción de aceite para consumo humano, se dedica también para alimentación animal y producción de bicombustible.
Por último, la menor producción de girasol en España durante años ha llevado a tener que abastecer al mercado español en el exterior de aceite de girasol para consumo humano y de tortas de girasol para alimentación animal con aceite y/o semilla importada. De este modo, las importaciones realizadas en los últimos años se han situado alrededor de novecientas mil toneladas de media procedentes entre de Ucrania y otros países del este europeo.
Puede leer el artículo de opinión completo en el número 188 de Óleo.