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Oleo Digital.- Un grupo de expertos del Instituto de la Grasa en Sevilla (CSIC), dirigidos por Juan Fernández-Bolaños, ha iniciado un proyecto de excelencia dotado con 152.878 euros cuyo objetivo es encontrar soluciones más eficientes a la producción del aceite de oliva y darle nuevas utilidades al alperujo, uno de los subproductos más contaminantes y utilizado como biomasa para la producción de energía.
El equipo del Instituto de la Grasa apunta hacia otros diversos usos del alperujo debido a la gran cantidad de compuestos minoritarios que lo componen. Según Fernández-Bolaños, las propiedades beneficiosas del aceite de oliva se deben en gran parte a la presencia de estos compuestos, de los cuales sólo pasa al aceite un 10% durante la extracción, el resto permanece en el subproducto. Por ello, los expertos consideran el alperujo como una fuente rica de compuestos bioactivos y de gran interés para el desarrollo de nuevos productos.
En este contexto, los investigadores han desarrollado un sistema de vapor que permite la solubilización de estos compuestos, un procedimiento que, además de facilitar la separación de las fases líquida y sólida, solubiliza la mayor parte del sólido en el que se concentran, al no alterarse, el aceite y la celulosa, presentando además un menor carácter tóxico. Esta reducción permitirá nuevas aplicaciones del orujo o el alperujo.
Este mismo grupo de investigación ha iniciado la comercialización industrial del principal antioxidante presente en la aceituna, el hidroxitirosol (HT), bajo el nombre comercial de Hytolive, con gran potencial de aplicación como antioxidante natural en las industrias alimentaria, farmacéutica y de cosmética.
Precisamente, los especialistas se plantean entre sus objetivos la obtención de derivados del hidroxitirosol, la obtención de biodiésel y el estudio del sólido final como fertilizante. Para el primero, el grupo de investigación plantea extraer con disolvente la grasa presente en el sólido tratado bajo distintas condiciones.
Así, con la participación de un grupo del Departamento de Ingeniería Química (Universidad de Sevilla), cuya responsable es Paloma Álvarez Mateos se llega, a través de procesos de esterificación y transesterificación, a la purificación del biodiésel para su uso comercial.
Para lograr el segundo objetivo se pretende incubar el sólido final, ya tratado al vapor, mediante una serie de microorganismos (hongos saprobios), durante periodos cortos de incubación (dos semanas), cuando normalmente se necesitan tratamientos de hasta 20 semanas para que reduzcan su fitotoxicidad para, posteriormente, testar su toxicidad mediante la aplicación de una pequeña cantidad del resultante a plantas de tomate.
Estos estudios se desarrollan con la colaboración del grupo de investigación de la Estación Experimental del Zaidín (CSIC, Granada), bajo la dirección de la Investigadora Científica del CSIC, Inmaculada García Romera.