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Gracias a la distribución de sus ramas y las hojas de su copa, el olivo es un árbol que tiene la capacidad de modificar la cantidad y la calidad de luz que entra en las capas más internas de su copa, según se desprende de un estudio dirigido por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y en el que participa la de Granada. Además, tiene cierto control sobre la variación de luz diaria y estacional.
Agustina Ventre-Lespiaucq, investigadora del departamento de Biología Vegetal I de la Complutense y autora principal del estudio, señala que un árbol sea capaz de modular una parte de esa luz, en concreto la que afecta a las hojas de sombra en el interior de la copa, “tiene cierto control sobre la cantidad y distribución de este recurso energético”. Añade que esto significa que el árbol “no está completamente a merced del ambiente, sino que puede adecuarlo en cierta manera a sus necesidades, dentro de unos límites”.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores han analizado dos poblaciones de olivos situadas en dos áreas de la misma latitud pero con diferentes condiciones climáticas: Aldea del Fresno (Madrid) y San Luis (Menorca). En cinco árboles de tamaño similar de cada zona, los expertos midieron el espectro de ondas de la radiación solar que las plantas usan para hacer la fotosíntesis. Y los registros se tomaron en tres partes de la copa: externa, media e interior. En el estudio, que se realizó en el mes de julio de 2011 y en febrero de 2012, se midieron los valores registrados una hora después del amanecer y a mediodía para estudiar los contrastes de luz entre invierno y verano.
Según la investigadora, hasta ahora se pensaba que la luz dentro de las copas era bastante constante a lo largo del día y del año, pero el estudio ha descubierto que esta luz varía a lo largo del día y ha confirmado que es regular a lo largo del año.
El hecho de que la variación diaria se mantenga durante todo el año indica que es el propio árbol el que está modificando la luz con un patrón regular, según la investigadora. Por su parte, Rafael Rubio, investigador del departamento de Ecología de la Universidad de Granada y otro de los autores de este estudio, señala que “mediante la disposición de las ramas y las hojas, el olivo puede regular la luz que llega al interior de su copa y así asegura unas condiciones lumínicas predecibles a lo largo del día y de las estaciones”.