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Según los datos publicados en un informe elaborado por la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural del Ejecutivo comunitario en colaboración con el Joint Research Center (JRC), la producción de aceite de oliva en la Península Ibérica debería aumentar aproximadamente un 1% anual hasta el año 2026 (un 10% anual durante el periodo). En este informe se hace un análisis de la situación actual del cultivo, el consumo y la comercialización del aceite de oliva a nivel comunitario y se adelanta cómo podrían evolucionar estos parámetros de cara a la próxima década.
A pesar de que la crisis económica ha pasado factura al olivar, las superficies de regadío en España van recuperándose gradualmente, aunque este progreso podría variar en función de las condiciones climáticas específicas de cada año. España, Portugal, Italia y Grecia representan el 99% de la producción europea, que a su vez supone dos tercios de la producción mundial.
La evolución de la producción de estos países durante la última década se caracteriza por una fuerte volatilidad causada precisamente por las variaciones climáticas, en particular por la sequía, tendencia creciente tanto en España como en Portugal, países en los que se observa un aumento de plantaciones de cultivo con sistemas de riego y un desarrollo de olivares irrigados e intensivos que sustituyen a las grandes extensiones tradicionales. Por su parte, la producción de Italia y Grecia ha sufrido cierto estancamiento.
Respecto a la evolución del consumo, el informe señala que ha existido una disminución regular en los tres principales Estados miembros a lo largo de esta última década, principalmente durante la época en la que la crisis financiera era más aguda. Las previsiones de la Comisión apuntan a una cierta estabilización y disminución más lenta en los años venideros.
Sin embargo, Miguel Rico, presidente de Innoliva y experto en el sector, considera que el futuro es mucho más optimista y que no existen datos reales que justifiquen esta predicción. Según Rico, el consumo de aceite de oliva, y sobre todo si nos centramos en la categoría de virgen extra, lejos de disminuir, aumentará en los próximos años. “El oro líquido seguirá siendo el rey de la dieta mediterránea y tendrá a los consumidores a su favor”, insiste. En cuanto a las importaciones, el estudio apunta que a pesar de que han caído en la última década, se debería dar un cambio de tendencia gracias a la puesta en marcha de inversiones en olivares modernos y la posible utilización del régimen de perfeccionamiento activo.
Teniendo en cuenta el incremento de la demanda mundial de aceite de oliva, a juicio de Bruselas, la industria envasadora de la Unión Europea debería utilizar estrategias para posicionarse con sus propias marcas, así como en las Denominaciones de Origen, permitiendo así que las exportaciones comunitarias continúen su fuerte tendencia creciente (+60% en los últimos 10 años, + 45% sobre la próxima década). El crecimiento en la exportación, según señala el informe, será muy necesario para garantizar un equilibrio en el sector oleícola europeo.