Revista
Catalogado como uno de los fundamentales problemas de los olivares internacionales, el Verticillium limita su operatividad, mermando su población, y en ocasiones imposibilitando la explotación de dicho cultivo permanente en determinadas áreas. Desde hace años, mediante la combinación de la experiencia de Plantas Continental y el conocimiento de diversos científicos y estudiosos de la Universidad de Córdoba, se ha venido trabajando en la resolución de dicho problema, habiendo sido el resultado de dicha perseverancia el olivo vertirés, una solución que se presentaba la semana pasada en el marco de Expoliva.
Esta presentación, celebrada en Ifeja y en la que han participado 250 profesionales del sector, ha contado en la inauguración con la participación de Juan Balbín, delegado de Agricultura y Pesca de la Provincia de Jaén; José Juan Gaforio, comisionado del Centro de Estudios Avanzados de Olivar y Aceite de Oliva de la Universidad de Jaén; Enrique Quesada, vicerrector de Innovación, Transferencia y Campus de Excelencia de la Universidad de Córdoba y Francisco Manuel Sánchez, director del Centro Ifapa Venta del Llano, Centro Tecnológico Geolit.
Los organizadores de este encuentro han destacado que la verticilosis (Verticillium dahliae) es la enfermedad de mayor importancia y difícil control del olivar en Andalucía en la actualidad. Ambos aspectos son concomitantes con la extensión de plantaciones de alta densidad; el uso de material de plantación no certificado sanitariamente y regadío; y la distribución de un patotipo defoliante altamente virulento del patógeno, que fue detectado en 1984 y se ha extendido en todas las zonas olivareras andaluzas.
Según han explicado, la utilización de resistencia al patotipo es la medida más eficaz para el control de la verticilosis en el olivo, pero la prevalencia del mismo repercute negativamente sobre la eficiencia de cultivares de olivo con resistencia incompleta a dicho patotipo. En concreto, los clones de acebuche Vertirés, registrados en España y en la UE, crecen asintomáticos y reducen la infección por el 18 patotipo más de 1.500 veces en condiciones que determinan la muerte del picual, durante más de tres años cuando se trasplantaron con el cepellón de suelo infestado a micro parcelas en condiciones naturales. Un ensayo en curso confirma preliminarmente la compatibilidad agronómica de dichos porta injertos y cultivares, cuyo desarrollo y producción no ha experimentado detrimento aparente.