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El encuentro científico de Phytoma-España "El olivar: retos de la sanidad vegetal e innovación tecnológica", reunirá en Jaén, del 8 al 10 de noviembre, a una treintena de investigadores y expertos que dedicarán un ciclo de ponencias al análisis y control de las enfermedades claves del olivo.
Entre ellas, además de la grave situación debida a la Verticilosis (Verticillium dahliae) y del riesgo que implica la presencia de la bacteria Xylella fastidiosa en Europa, hay que destacar varias enfermedades que han incrementado marcadamente su gravedad en las últimas décadas y que se consideran emergentes: los chancros y desecación de ramas asociados con diversos hongos entre los que destaca Neofusicoccum mediterraneum, la lepra (Phlyctema vagabunda), la tuberculosis (Pseudomonas savastanoi) y, en menor medida, la antracnosis (Colletotrichum spp.).
Según Antonio Trapero, investigador del Grupo de Patología Agroforestal del Departamento de Agronomía, ETSIAM, de la Universidad de Córdoba, “los factores determinantes de esta emergencia están relacionados principalmente con la intensificación del cultivo. Así, la mayor mecanización de las labores agrícolas, fundamentalmente poda y recolección, ha incrementado los daños producidos en las ramas, lo que unido a la deficiente protección de las heridas ocasionadas, ha motivado la aparición de nuevos patógenos, como los causantes de chancros, o ha incrementado la virulencia de otros, como Ph. vagabunda que hasta recientemente se encontraba afectando únicamente al fruto, o Ps. savastanoi, que se ha convertido en un factor limitante de las plantaciones en seto”.
En el incremento de estas enfermedades interviene también la tolerancia detectada al cobre en varios de estos patógenos y la alta susceptibilidad de algunos cultivares de olivo. En este sentido, la expansión del cultivo de la variedad Arbequina, principalmente en las plantaciones en seto altamente mecanizadas, está propiciando una mayor vulnerabilidad frente a la antracnosis, debido a la elevada susceptibilidad de esta variedad a las infecciones latentes de Colletotrichum en aceitunas, a lo que parece contribuir también la variabilidad existente en las poblaciones del patógeno.