Revista
Antecedentes:
Como todos sabemos, hace tan sólo 6 meses, teníamos una hoja de ruta bien clara para el sector agroalimentario y sabíamos los retos a los que nos enfrentábamos en las próximas décadas, entre ellos el crecimiento de la población y su futuro abastecimiento debido a que en el año 2050 rondará los 10.000 millones de personas frente a los aprox. 7.700 millones actuales (según la ONU), el verdadero reto era como podíamos evolucionar para abastecer de forma eficiente, entendida ésta como saludable, a casi un 30% más de población en un mundo con escasez hídrica, con deterioro de la superficie cultivable y afectada por el cambio climático. Nos encontrábamos en un entorno dónde la sostenibilidad y la salud deberían de jugar un papel esencial en la cadena agroalimentaria, en todos sus eslabones.
Ante este panorama, España y su sector agroalimentario debía de abordar cambios estructurales para ganar eficiencia, aumentar la producción y ser el referente de la industria agroalimentaria sostenible y generadora de salud, en Europa. Un ejemplo de todo ello es el sector del aceite, dónde a nivel mundial España es el principal referente, tanto en producción (más de 2,5 millones de Hectáreas) como en las exportaciones (representando el 10% de las exportaciones agroalimentarias españolas) y conformando el 5% de las empresas agroalimentarias en nuestro país.
Entorno actual:
Como venimos diciendo, este panorama ya está cambiando en el corto plazo, pero además tenemos por delante 18 meses en los cuales se van a asentar los principales cambios de nuestra futura cadena agroalimentaria, por ello es importante tener en cuenta la evolución de las siguientes “principales claves” que marcarán su desarrollo: La modernización e innovación se está produciendo con la entrada de Startups en la cadena agroalimentaria, las cuales ya aceleran procesos y permiten un mejor control de los mismos en la agricultura, en la industria y en la distribución, marcarán avances extraordinarios a las empresas que apuesten por su desarrollo y colaboración. En el sector del aceite, ya se contempla la entrada de startups cuya finalidad es la mejora en los procesos con reducción de costes y aumento de la producción.
El crecimiento de la demanda por la producción regional es cada vez más importante, el origen del producto y la trazabilidad de lo que consumimos obligará a implantar herramientas que den confianza al consumidor. El origen y las características de la producción, generan confianza en el consumidor e incrementa su fidelidad. Como elemento distorsionador del mercado está el exceso de proteccionismo y las políticas arancelarias.
Marketing digital, geolocalización, big data e internet of things, serán tecnologías que se irán implantando a lo largo de todos los eslabones de la cadena alimentaria, desde la producción para alcanzar eficiencia hasta el retail en su sala de venta, más aún a partir de ahora.
Ecommerce: el Matrimonio entre el online y el offline es una exigencia, las denominadas ROPO –research online purchase offline– y el showrooming aplicado a la alimentación, más que tendencias, se convertirán en realidad permanente. Las fronteras entre los eslabones de la cadena alimentaria también se rompen en este sentido, la posibilidad de comercialización de productos a través del ecommerce sin necesidad de pasar por el distribuidor aunque pueda generar cierta tensión, es un claro ejemplo de la adaptación y modernización de las empresas para afrontar nuevos desafíos y ante nuevos competidores.
La incorporación de los Robots en todos los procesos de la cadena se hará evidente, existen ya proyectos que se irán acelerando tras la crisis del Covid-19, en el casod e explotaciones agroalimentarias se impone la automatización de procesos, no sólo en almacenes sino también en actividades agrarias.
La búsqueda de la salud , para ello la alimentación juega un papel fundamental a la hora de reducir el o a padecer enfermedades, la alimentación saludable es el gran objetivo. La nutrigenética hoy y la nutrigenómica a futuro marcarán importantes avances en este campo. Los hábitos saludables en el consumo en el hogar provocarán una creciente demanda de productos bio y eco.
La sostenibilidad, la seguridad alimentaria y la transparencia (dentro de la estrategia de Responsabilidad social) serán también retos de las empresas para generar la confianza necesaria en los consumidores. Los tres son retos crecientes de interés en los consumidores en los próximos años van a ser prioritarios en la elección del consumidor, marcando sus pautas de comportamiento. Aspectos englobados en ellos como son la lucha contra el cambio climático, Economía circular, el reciclado del plástico, la lucha contra el fraude y el establecimiento de normas y políticas dentro del marco de compliance en las compañías…, serán claves en las agendas de las empresas agroalimentarias para esta década.
Perspectiva legal:
Desde la perspectiva legal, se pretende establecer las bases legislativas para afrontar los retos anteriormente mencionados. Por todo ello se exige una legislación en continua adaptación al nuevo escenario, habrá de legislarse en favor del equilibrio en los mercados, regular las nuevas formas de alianzas comerciales, ser determinante en la lucha contra el fraude, medir y controlar la calidad en los productos, apoyar acciones en favor de la lucha contra el cambio climático, etc.
Son los nuevos retos a los que la legislación de cada país debe dar respuesta y aquellas empresas que se anticipen lograrán una mejor adaptación al mercado y les permitirá anticiparse a los cambios normativos.
Para todo ello hay que ser eficiente, en un mercado tan competitivo ya no valen las reglas tradicionales, el producto por sí solo ya no es suficiente, hace falta lograr que toda la cadena sea eficiente, que las prácticas comerciales leales permitan un equilibrio dentro de los distintos eslabones y que la tecnología ayude a los negocios a seguir creciendo.
En España, las principales normas que se van a ver afectadas son: Modificaciones de la Ley 12/2013 de 2 agosto, de medidas para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria. Pretende entre otros aspectos el establecer una regulación contra la destrucción del valor (venta a pérdidas) de los productos agrarios a lo largo de la cadena, así como imponer la obligatoriedad de la inclusión del coste de producción como factor de referencia para el establecimiento de los precios en los contratos agrarios.
La actualización de las normas de calidad de productos de uso generalizado tales como el aceite de oliva, las conservas vegetales, las galletas entre otros sigue pendiente … La situación actual no ha evolucionado y se espera en este año las modificaciones de dichos reglamentos. En el aceite de oliva, tras más de 30 años después, nos veamos actualizando el Real Decreto 308/1983 y así podamos disponer de una nueva norma de calidad aplicable al aceite de oliva.
La futura Ley Sobre Cambio Climático y Transición Ecológica (APLCCTE), afectará de forma directa a las explotaciones agrarias en zonas donde el cambio climático está condicionando el uso del agua (Levante y Andalucía).
Otro cambio legislativo importante será la trasposición a España de la reciente Directiva europea de prácticas comerciales desleales (Directiva (UE) 2019/633) cuya finalidad es la protección frente a determinadas prácticas en la cadena de suministro de productos alimentarios.
Otras nuevas reglamentaciones vendrán derivadas de la Directiva 904/2019 de plásticos de un solo uso que han generado una gran sensibilidad en el consumidor. En el ámbito de la Unión Europea la regulación alimentaria se basa en tres grupos: Reglamento 625/2017 que es de aplicación desde el pasado 14 de diciembre de 2019. Medidas legislativas vinculadas a la lucha contra el fraude alimentario. Información al consumidor, disposiciones que desarrollarán el Reglamento 1169/2011.
Evolución de los parámetros habituales de control, tales como los contaminantes, los límites máximos de residuos de plaguicidas y los controles microbiológicos. Para el sector del aceite, los cambios normativos podrán facilitar el desarrollo óptimo de productores e industria, pero también podrán suponer desequilibrios si no se regula adecuadamente. Nos esperan 18 meses cruciales para nuestro futuro y el del sector agroalimentario.
Contenido publicado en el número 182 de Óleo.