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Según los resultados obtenidos en el reciente trabajo de investigación, aún en curso, que se está desarrollando en el seno de la III Edición del Máster en Administración y Dirección de Empresas Oleícolas de la Escuela de Negocios Agroalimentarios (ESNEA), casi la tercera parte del olivar tradicional mundial no es transformable.
En la actualidad, la superficie de olivar a nivel mundial asciende a 11,5 millones de hectáreas, distribuidas en 67 países. En la última década, la superficie de olivar se ha incrementado a razón del 1% anual, pero en 2019 el sector oleícola ha tenido un punto de inflexión dado que, por primera vez en veintidós años, el crecimiento ha sido negativo. Se ha pasado de plantar anualmente unas 150.000 hectáreas a no más de 50.000 hectáreas.
Aunque el cultivo del olivo se está expandiendo por todo el planeta, el 87% de la superficie de olivar se concentra en 9 países ubicados en la Cuenca del Mediterráneo. La mayor parte olivar tradicional.
No obstante, en Portugal, las plantaciones modernas representan el 64% del total superficial (en copa y en seto), Estados Unidos y Australia no tienen plantaciones tradicionales, Argentina (40% en copa y 52% en seto), Chile (57,2% en seto y 35,1% en copa) y Marruecos que está transformando olivar tradicional en moderno y realizando plantaciones de olivar de alta densidad cuenta con el 55% de olivar en copa (45,7%) y en seto (9,3%).
El problema que se plantea en este punto es que los países emergentes están realizando plantaciones de olivar modernas, mucho más competitivas que las tradicionales y la producción, vía incremento de superficie y transformación, evoluciona de manera más rápida que el consumo. Cada año se transforma casi el 1,5 por ciento de la superficie mundial de olivar.
El sector está sufriendo una transformación, el 70% del olivar es tradicional y produce el 60% del aceite de oliva del planeta, mientras que el olivar moderno, con una superficie del 30% produce el 40%.
El olivar tradicional representa el 70% del total de la superficie con 8.063.473 hectáreas, de las que 3.705.648 hectáreas corresponden a olivar tradicional no mecanizable (32,17% de la superficie mundial ) y 4.357.825 hectáreas dedicadas a olivar tradicional mecanizable (37,83% del olivar mundial); el restante 30 % es olivar moderno. El tamaño medio de la parcela mundial es de 2,6 hectáreas, con un total de algo más de 4,4 millones de fincas.
En cuanto al aumento de la rentabilidad en olivar tradicional no transformable, la vía para la obtención de rentabilidad es la diferenciación del producto final. No obstante, dicha estrategia es válida para cualquier tipología de olivar, beneficiándose doblemente el olivar moderno, dado que siguiendo la estrategia de liderazgo en costes y de diferenciación se produce un incremento notable de la rentabilidad de las explotaciones oleícolas. Una solución adecuada es la conversión del olivar cultivado de forma convencional a ecológico, lo que supone un sello diferenciador del aceite de oliva virgen extra obtenido y por el que se obtiene un precio superior en el mercado.
El 12% de la superficie de olivar en el planeta, 1,4 millones de hectáreas, corresponde a cultivo ecológico, olivar ético, olivar emotivo, u otro tipo de diferenciaciones como es el cultivo biodinámico, biorregenerativo, heroico, olivares vivos en pro de la biodiversidad e incluso de fincas diferenciadas por razones históricas. La superficie de olivar ecológico alcanza 1.382.352 hectáreas de olivar, siendo la mayor parte olivar tradicional y una reducida porción olivar moderno. La proyección futura del cultivo ecológico es de crecimiento, siendo cultivos respetuosos con el medio ambiente y la biodiversidad, el diferencial en el precio de los productos orgánicos y una demanda cada vez más exigente.