Revista
Un grupo de 250 agricultores del término municipal de Tàrbena, en la comarca de La Marina Baixa, ha constituido la primera comunidad de regantes de la zona con el objetivo de revitalizar los campos afectados por la Xylella fastidiosa. La iniciativa, impulsada por el departamento de aguas de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), permitirá recuperar 270 hectáreas de cultivos mediante riegos de apoyo y la introducción de nuevas variedades resistentes.
El presidente de la comunidad de regantes, Mateu Signes, destaca que se trata de “la primera experiencia colectiva para dar una nueva vida a la agricultura tras la erradicación masiva de almendros, arrancados en un intento de frenar la expansión de la bacteria”.
Un proyecto clave para la reconversión agrícola
Desde 2019, el departamento de aguas y pozos de riego de AVA-ASAJA ha trabajado en la gestión administrativa y técnica necesaria para poner en marcha esta comunidad. Además, los tres últimos equipos de la Conselleria de Agricultura han colaborado estrechamente en el diseño de ayudas para el regadío, la reconversión varietal y el cultivo en común.
La reciente concesión de aguas por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) permite a la comunidad garantizar riegos de apoyo en las 270 hectáreas, facilitando la diversificación de cultivos. Así, los agricultores han optado por mantener algunas parcelas de olivos e introducir nuevos cultivos como el níspero, la vid y la manzana autóctona Perelló, productos con alta demanda en los mercados europeos.
Un modelo para otras zonas afectadas
Según Mateu Signes, la creación de esta comunidad de regantes “puede sentar un precedente para la recuperación del sector agrario en el resto de las comarcas afectadas, como La Marina Baixa, La Marina Alta y El Comtat”.
El interés por esta iniciativa ha ido en aumento desde su gestación hace cinco años, y los agricultores no descartan ampliar el proyecto. “Nuestro objetivo no es solo recuperar la economía local, sino también frenar la despoblación, reducir el riesgo de incendios y combatir la desertificación”, subraya Signes.
Este modelo de gestión del agua y reconversión agrícola podría servir como referencia para otras zonas devastadas por la Xylella fastidiosa, ofreciendo una alternativa sostenible para el futuro del sector primario en la Comunidad Valenciana.