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El mes de enero en la Comarca de la Sierra de Cazorla se presenta como un periodo crucial para el sector oleícola. Es el mes en el que finaliza la recolección de la aceituna de la cosecha pasada y se inician las labores preparatorias para la siguiente. A nivel de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Aceite Sierra de Cazorla, la recolección está casi finalizada, con un 80-85% de la aceituna ya recogida, y las estimaciones realizadas hace varios meses en cuanto a la producción de aceituna se están cumpliendo.
La previsión inicial del Consejo Regulador de la DOP indicaba una cosecha superior a los 220 millones de kilos de aceituna, y aunque la cifra exacta aún no se puede confirmar, se espera que el volumen final sea muy cercano a lo proyectado.
Rendimiento y calidad de la cosecha 2023/2024
El rendimiento graso de la aceituna en esta campaña ha sido inferior al promedio histórico, lo que implica que la cantidad de aceite producido será menor de lo habitual. Este año, el rendimiento industrial estimado está en torno al 18-19%, un valor por debajo de los rendimientos tradicionales, que suelen estar entre el 20-22%, dependiendo de las condiciones climatológicas y las características de la cosecha.
A pesar de este rendimiento algo inferior, la calidad del aceite obtenido es notablemente buena. La climatología favorable durante la recolección ha permitido que los aceites presenten una calidad media-alta, lo cual es esencial para mantener la excelencia en la producción dentro de la DOP Sierra de Cazorla.
La calidad del aceite de oliva está muy influenciada por el grado de madurez de la aceituna. En años de cosechas abundantes, la madurez de la fruta avanza lentamente, lo que ayuda a preservar mejor las propiedades organolépticas del aceite. Este año, la carga de aceituna ha sido media-alta, lo que ha favorecido una maduración más controlada y, por tanto, una mayor conservación de las propiedades del fruto.
Poda: una labor crucial para la regeneración de los olivares
Enero también es un mes importante para preparar los olivares para la cosecha del año siguiente. Las labores de poda comienzan en las explotaciones ya recolectadas. Durante este período de parada vegetativa, que coincide con las temperaturas más frías del invierno, los olivos entran en reposo, lo que permite realizar la poda sin causar daño a la planta.
La poda es fundamental para mantener la planta joven y saludable. Se eliminan las ramas más viejas y menos productivas, fomentando la regeneración de nuevas ramas y un aumento de la productividad. Además, este proceso permite mejorar la estructura del olivo, optimizando el acceso a la luz y el aire, elementos cruciales para la fotosíntesis y el desarrollo de nuevos brotes.
El proceso de activación de los olivos está condicionado por las temperaturas mínimas. Si estas se mantienen por debajo de los 10 grados centígrados, los olivos permanecen en parada vegetativa, lo que favorece la poda. Sin embargo, cuando las temperaturas mínimas superan los 10 grados, la planta comienza a activar la savia, lo que podría adelantar la floración y la brotación.
Este invierno, las temperaturas mínimas están siendo más frías que el año pasado, lo que podría retrasar la activación de la savia y dar más tiempo a las labores de poda.
Cubierta vegetal: beneficio para el suelo y el olivar
Paralelamente a la poda, también se debe gestionar la cubierta vegetal de los olivares. Durante la parada vegetativa, el consumo de humedad es mínimo, lo que permite que el suelo conserve más agua, crucial para los meses siguientes. Además, la cubierta vegetal contribuye a la regeneración de la materia orgánica del suelo, mejorando su textura y capacidad para retener agua.
Una cubierta vegetal bien gestionada favorece la biodiversidad del olivar, creando un hábitat propicio para insectos beneficiosos que actúan como depredadores naturales de plagas. Esto ayuda a mantener el equilibrio ecológico y reduce la necesidad de tratamientos químicos, promoviendo una agricultura más sostenible.
Mirada hacia el futuro: un ciclo bien cerrado y una primavera prometedora
El mes de enero marca el fin del ciclo anterior y el comienzo de nuevas labores preparatorias para la próxima cosecha. Gracias a la poda regeneradora y al manejo adecuado de los suelos de los olivares, los olivos estarán en las mejores condiciones posibles para revivir en primavera.
En la DOP Sierra de Cazorla, la clave está en combinar una cosecha adecuada con la preparación meticulosa del terreno y las plantas, lo que permitirá obtener aceites de alta calidad para el futuro y consolidar la excelencia de la producción olivícola en la región.