Revista
La Plataforma Española de la Biomasa -BIOPLAT- foro de colaboración público-privada constituido en 2007 y conformado por más de 240 entidades (empresas, organismos públicos de investigación, universidades y centros I+D+i) del sector español de la bioeconomía, lamenta profundamente las gravísimas consecuencias de los incendios forestales que están teniendo lugar en diversas regiones de España. Solo en lo que llevamos de año han ardido ya más de 193.000 hectáreas, posicionando a 2022 como el año con más incendios de la historia de España.
La despoblación progresiva del medio rural ha conllevado el abandono de los usos tradicionales del monte (leña, pastoreo, etc.). España es un país muy forestal, con más de 27,5 millones de hectáreas de monte y un ritmo de crecimiento del 2,19%, muy superior a la media europea (0,51%). Sin embargo, la biomasa que se extrae de los mismos es, de media, un 40% menor en España que en Europa. ¿Y esto por qué ocurre? Porque en España no se gestionan los montes. Los montes gestionados son minoría.
La bioeconomía, entendida como modelos de negocio sostenibles que aprovechan el carbono orgánico presente en los residuos o subproductos que se generan en los campos, montes o industrias con objeto de valorizarlos para generar bioenergía, biocombustibles y bioproductos, es una realidad en España. Este carbono orgánico puede sustituir al carbono fósil presente en los hidrocarburos (gasoil, gasolina, queroseno, gas natural) y en la energía eléctrica y térmica; y también puede sustituirlo en todos los productos derivados del petróleo (materiales, químicos, cosméticos, etc.).
La biomasa forestal obtenida como resultado de las operaciones selvícolas que tienen lugar al gestionar los montes puede utilizarse en el ámbito de la bioeconomía para generar bioenergía, biocombustibles y bioproductos. Contar con una Estrategia Nacional de Gestión Forestal Sostenible que coordine a las administraciones públicas a todos los niveles y que promueva el mantenimiento de los montes españoles sanos, limpios y ordenados favorecería:
Biomasa forestal en la Directiva Europea de Renovables (RED III)
Hace un año la Comisión Europea publicó el paquete Fit for 55 (objetivo 55) elevando su ambición climática y comprometiéndose a reducir las emisiones en -al menos- un 55% de aquí a 2030, como paso intermedio hacia la neutralidad climática en 2050. Para avanzar hacia dicho objetivo, se acordó la revisión de la legislación europea en materia de clima, energía y transporte (alrededor de 13 reglamentaciones) con el fin de adaptarla a los objetivos para 2030 y 2050. Entre ellas se encuentra la Directiva Europea de Energías Renovables, que espera ser aprobada a principios de 2023.
Esta Directiva, más ambiciosa en sus directrices y objetivos, implica incrementar también la exigencia de los requerimientos de sostenibilidad para la biomasa forestal.
Desde el Comité de Medioambiente del Parlamento Europeo - ENVI (con competencias sobre la sostenibilidad de la biomasa) se distingue entre biomasa forestal primaria y biomasa forestal secundaria, y se pretende que únicamente la segunda sea susceptible de ser contabilizada como renovable y apoyada mediante políticas y retribuciones. La biomasa forestal secundaria, que según se ha definido por parte de ENVI se limita a la biomasa residual de la industria forestal, en España ya es aprovechada por las propias industrias forestales como combustible para sus propios procesos térmicos. Por lo que, en la práctica, no podría valorizarse con fines energéticos ningún tipo de biomasa forestal, ni siquiera la biomasa forestal residual que proviene de la limpieza de los montes y las operaciones selvícolas asociadas a una gestión sostenible de las masas forestales.
El sector español de la biomasa es completamente distinto al europeo, pues aquí la valorización de biomasa se adecúa a la disponibilidad del recurso en cada territorio, es decir, el aprovisionamiento de las centrales es de proximidad, a diferencia del norte de Europa, donde se importa biomasa forestal para ser valorizada en centrales de gran tamaño. En nuestro país resulta imperiosamente necesario extraer biomasa de los montes para impedir su acumulación, pues -sin ninguna duda- favorece que tengan lugar grandes incendios forestales tremendamente destructivos. España tiene potestad para intervenir en la elaboración de esta Directiva al igual que el resto de Estados miembro, por lo que esperamos que se tengan en cuenta estas particularidades nacionales para garantizar que la Directiva Europea de Renovables que se publique en 2023 (RED III) permita aprovechar la biomasa resultante de la gestión sostenible de los montes.
Lo contrario sería contraproducente para la lucha contra los incendios forestales, pues impedir que la biomasa acumulada se valorice cierra la puerta a su aprovechamiento. Continuaría acumulándose en los montes, representando un riesgo inasumible para el conjunto de la sociedad al amenazar la riqueza y supervivencia de nuestro valioso capital natural.