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La industria española de alimentación y bebidas recuperó en 2021 gran parte de su actividad y ya está cerca de absorber el impacto de la crisis ocasionada por la pandemia, según los datos del Informe Económico de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB). El Informe, que recoge las principales magnitudes del sector durante 2021, ha sido elaborado con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).
Una producción que se acerca a los 140.000 millones
La producción real ha anotado un crecimiento del 5,3% con respecto a 2020, el equivalente a 139.655 millones de euros. Así, el sector de alimentación y bebidas ha podido solventar en gran medida el deterioro causado por las medidas aplicadas para contener la pandemia y su actividad solo dista en apenas 600 millones de euros de las cifras de 2019.
Asimismo, el valor añadido bruto (VAB) en 2021 se cifró en 26.660 millones de euros, con un crecimiento del 11,2%. De esta manera, el peso de los alimentos y bebidas sobre el total de la economía se sitúa en el 2,5%, mientras que sobre las manufacturas ha llegado a superar el 19,5%.
Las pymes, principales afectadas de la crisis
A pesar de los esfuerzos por acercarse a la plena recuperación, el sector ha visto retroceder el número de empresas hasta las 30.260. Las estructuras empresariales más pequeñas han sido las más afectadas, pues, de los 313 operadores que pierde la industria, un total de 201 se concentran en el rango de sin asalariados. Este hecho evidencia la vulnerabilidad de las estructuras más pequeñas, siendo las que menos capacidad de reacción frente a contextos muy tensionados.
Sin embargo, y al contrario que la tendencia mostrada en el resto de la economía, la industria de alimentación y bebidas mejora ligeramente el número de grandes empresas con más de 1.000 asalariados. Esta tendencia confirma el proceso de concentración empresarial que el sector venía revelando en ejercicios anteriores.
Un sector refugio del empleo
La contracción en el número de empresas no tiene su reflejo en el empleo. La afiliación a la Seguridad Social dentro de la industria no solo se recupera, sino que supera los niveles alcanzados en 2019. Así, en 2021 la industria anota una evolución positiva del 2% en el número de afiliados hasta alcanzar un total de 440.600 trabajadores. Esta tasa de crecimiento, aunque no logra situarse a los ritmos de 2019, sí lo hace por encima del resto del total de la industria, lo cual confirma a la industria como un sector estratégico y de gran estabilidad para España.
Un mayor crecimiento en 2021, junto con una menor caída en 2020, ha permitido que el empleo de la industria de alimentación y bebida elevara su peso sobre el conjunto manufacturero y del total de la industria, ocupando el 21,4% y el 19,5%, respectivamente. Es decir, uno de cada cinco trabajadores del ámbito industrial desarrolla su labor dentro del ámbito de los alimentos y bebidas.
Los alimentos y bebidas españoles mejoran su presencia en el exterior
De nuevo, el sector repite su actuación en el mercado internacional, apuntando un extraordinario registro de 38.202 millones de euros. La industria española aumenta un 6,7% el volumen de las exportaciones, lo cual se traduce en un aumento del 12,2% en términos de valor. A pesar de los desafíos globales, las empresas ven en la internacionalización una oportunidad para mejorar su competitividad y ya son 19.342 las empresas exportadoras.
Una vez pasado el efecto de la crisis del COVID-19, las importaciones se han recuperado. Sin embargo, la balanza comercial sigue arrojando un saldo positivo de 13.314 millones de euros, un perfil que se mantiene creciente desde 2008.
Estabilidad, flexibilidad y fondos europeos para la plena recuperación
Cuando la pandemia del COVID-19 parecía dar paso a un escenario más estable, la economía afronta de nuevo una situación muy exigente debido a la coyuntura internacional. El conflicto por la invasión de Ucrania, el alza progresiva de los costes energéticos y su impacto en las materias primas industriales, junto a las dificultades asociadas en el aparato logístico y al acceso a ciertos insumos, han perfilado un contexto muy tensionado para las empresas.
En este contexto, el sector de los alimentos y bebidas apela a su carácter estratégico como facilitador de bienes de primera necesidad y demandan medidas que den flexibilidad a las empresas, así como entornos políticos y económicos estables que garanticen el funcionamiento de la cadena alimentaria y el abastecimiento de alimentos y bebidas al conjunto de la población dentro de los términos de la unidad de mercado y la mejora de la competitividad.