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El Consejo de Administración de Deoleo ha aceptado la dimisión de Jaime Carbó como consejero delegado del grupo tras haber liderado la redefinición organizativa e industrial del grupo y su reestructuración accionarial y financiera. Su dimisión será efectiva el día 28 de mayo, fecha para la que se ha convocado la Junta General de Accionistas correspondiente al ejercicio 2014, que se celebrará por primera vez en Alcolea (Córdoba), la nueva sede social de la compañía.
Está previsto que el día 28 de mayo asuma sus funciones como nuevo consejero delegado Manuel Arroyo, quien ha desarrollado su carrera profesional en compañías multinacionales del sector consumo y ha sido máximo responsable del negocio en varios mercados internacionales.
En cuanto a los resultados económicos de esta firma, en el primer trimestre del año, Deoleo ha aumentado su facturación un 18,1%, hasta los 200,7 millones de euros. Las ventas han crecido también en volumen, un 7%, y las marcas del grupo han incrementado sus cuotas de mercado. “Esto ha sido posible gracias a una mayor actividad promocional y por la diversificación geográfica del negocio, todo ello a pesar de la difícil coyuntura por la fuerte subida de precios del aceite de oliva, una situación que ya estaba contemplada en el presupuesto anual”, indican desde la compañía.
Asimismo, el EBITDA en este periodo ha sido de 12,9 millones de euros, un 33,9% por debajo de la cifra del mismo periodo de 2014. Esta caída se debe a que las circunstancias de ambos periodos no son comparables: si bien la campaña 2013/2014 de aceite de oliva generó un récord de producción, con los consiguientes precios bajos, la de este año está siendo una campaña corta –prácticamente la mitad- debido fundamentalmente a factores meteorológicos y con precios en ascenso desde junio de 2014.
La menor cosecha ha causado volatilidad en los precios, lo que se traduce en márgenes inferiores, por una parte debido a que el traslado de precios a la distribución se hace de forma gradual; y, por otra, porque la subida de precios ha generado un retroceso del consumo. La caída de la rentabilidad también obedece a la nueva política de mayor presión comercial con el objetivo, acorde con el plan estratégico, de aumentar las cuotas de mercado del grupo.