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La Xylella avanza sin freno a través de los cultivos portugueses. Desde su primera detección el 3 de enero de 2019, en las lavandas de la zona de Vila Nova de Gaia, el patógeno se ha expandido por otros territorios hasta alcanzar la cifra total de 60 pedanías infectadas, afectando cultivos como el almendro, el cerezo, el ciruelo, el corcho, el higo y, naturalmente, el olivar.
Por el momento se han recolectado ya 3.535 muestras infectadas y se han destruido 11.130 plantas. Los planes de contingencia no han podido evitar su propagación y la aparición de nuevos focos empieza a resultar un problema especialmente en las regiones de Vila Nova de Gaia, Santa Maria de Feira, Porto, Maia y Gondomar, así como el sur de Matosinhos y el Norte de Espinho, tal y como se refleja en el mapa que ilustra este artículo, facilitado por la Dirección Regional de Agricultura y Pesca del Norte del país luso.
Entre las medidas adoptadas por las autoridades lusas, y que recoge la normativa europea, figuran la destrucción «in situ» de las plantas hospedantes de las subespecie bacteriana en la «zona infectada», y en un radio de 100 metros alrededor de cada planta infectada. Además, se realiza un tratamiento insecticida contra los posibles insectos vectores.
Por otra parte, se ha prohibido el movimiento de material vegetal hospedante fuera de la considerada «Área demarcada» y de la «Zona infectada». También se realizan prospecciones intensivas en el «Área Demarcada», con inspección visual, toma de muestras y análisis de laboratorio.
La Dirección General de Alimentación y Veterinaria (DGAV) es la autoridad fitosanitaria nacional, y encargada de coordinar todas estas acciones.