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Si algo está dejando al descubierto esta crisis sanitaria es que, contrariamente a lo que afirman algunos sectores, el campo no es el culpable de la emisión de gases contaminantes que aceleran el cambio climático. Los datos recogidos y los estudios lanzados estos últimos 15 días demuestran que, ante una reducción de la movilidad, se reducen drásticamente las emisiones, por lo que los efectos del cambio climático tendrían que ver más con el transporte que con un sector a veces injustamente criminalizado como el agroalimentario. Este es el mensaje que ha querido lanzar La Unió en estos días, analizando un estudio realizado por investigadores de la Universitat Politécnica de València.
La investigación de la UPV manifiesta que en el periodo del 10 al 20 de marzo se han reducido un 64% las emisiones de dióxido de nitrógeno en las principales ciudades españolas, pese a que la agricultura y la ganadería hayan proseguido su actividad con normalidad. El dióxido de nitrógeno, muy vinculado al sector del transporte, afecta directamente a la calidad del aire. Estas mejoras en las emisiones que ya se empiezan a avistar en España, quedaron constatadas en Italia el pasado 13 de marzo, a raíz de unas imágenes difundidas por la Agencia Espacial Europea.
El sector agrario emite el 11,6% de las emisiones de gases de efecto invernadero, menos de la mitad que el sector del transporte, que emite el 26,1%. A pesar de ello -denuncia La Unió-, el Plan Nacional de Energía y Clima contempla una reducción de emisiones para el sector agrario de un 12% para 2030 respecto a 1990, mientras que para el transporte se limita a un escaso 2,5%. Esta crisis, por tanto, representa una buena oportunidad para "reflexionar sobre las prioridades de reducción de emisiones a largo plazo y de los sectores que deben afrontar más esfuerzos", haciendo hincapié en la "labor fundamental" llevada a cabo por un sector como el agroalimentario, cuyos objetivos marcados deberían ser "realistas" para no comprometer dicha labor.