Revista
Investigadores del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL), centro mixto de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el CSIC, han logrado obtener pectinas a partir de subproductos del girasol. Los resultados, descritos en la revista Food Chemistry, aportan información relevante no sólo desde el punto de vista de la revalorización de subproductos de la industria agroalimentaria, sino también de la producción sostenible de ingredientes con múltiples aplicaciones tecnológicas y bioactivas.
En la industria alimentaria la pectina se reconoce como un aditivo seguro (E-440) y sin límite de ingesta. En los últimos años, el interés por este componente vegetal se ha incrementado notablemente, y su uso se ha extendido incluso a la industria médica, farmacéutica y cosmética, lo que ha motivado la búsqueda de nuevas fuentes que diversifiquen el mercado con pectinas estructuralmente distintas y que puedan aportar a su vez nuevas propiedades.
Los investigadores obtuvieron pectina a partir de capítulos de girasol, que son residuos de la industria elaboradora de aceite, abandonados habitualmente en los campos. Este descubrimiento, por tanto, serviría también para reducir la huella medioambiental del proceso productivo.