Revista
Este número especial 60 aniversario de Óleo seguro que nos va a ofrecer una visión muy precisa de la auténtica revolución que ha vivido nuestro sector en seis décadas cruciales para entender lo que somos ahora. No podemos calificar de otra forma lo que han vivido nuestros olivares, almazaras y empresas.
No obstante, yo quiero llamar la atención especialmente sobre cómo han cambiado el perfil de nuestros clientes. Tanto es así que los españoles han dejado de ser los principales consumidores de los Aceites de Oliva de España. Y fue a principios de los años 60 del pasado siglo, coincidiendo con el nacimiento de este medio de comunicación, cuando se iniciaron una serie de cambios que desembocaron en lo que ahora somos. Justo en ese momento, el Gobierno rebajó las estrictas limitaciones impuestas durante la autarquía a las exportaciones de nuestros aceites. Trabas que se justificaban como una necesidad para garantizar el abastecimiento del mercado interior. El resultado fue espectacular, ya que se pasó de 33.000 toneladas vendidas fuera de nuestras fronteras a las 128.000 y 122.000 de las dos siguientes campañas.
Vocación Exportadora
La verdad es que nuestro sector ya había mostrado su vocación exportadora desde finales del siglo XIX. De hecho, en momentos puntuales como durante la I Guerra Mundial, alcanzamos cifras impresionantes, como las 88.000 toneladas de 1917. Pero las verdaderas bases del negocio exterior se pusieron a principios de los 60. Y se pusieron con decisiones como el Decreto 306 de 1960 que incrementó el canon para la “propaganda genérica del aceite de oliva español” que modificaba esta tasa creada en 1926 hasta el 1,20% de las exportaciones. Asimismo, as acciones promocionales se encomendaron en ese momento al Sindicato del Olivo. Eso significaba que el país empezaba a tomarse en serio la necesidad de ampliar nuestra base de clientes en el mundo. Y la única forma de hacerlo era mediante promoción.
En ese momento sentamos las bases sobre las que se ha desarrollado el negocio exterior de nuestro sector. Es más, repasando los países objetivos de las acciones promocionales, comprobamos que la mayor parte de esos países siguen siendo los primeros en nuestra lista de principales clientes. En concreto, en 1965, se realizaron acciones en Alemania, Bélgica, Suiza, Suecia, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Australia. Sólo en Reino Unido se invirtieron ese año unos cinco millones de las antiguas pesetas (unos 30.000 euros sin tener en cuenta el efecto de la inflación). A eso hay que unir la participación en ferias en Alemania, Estados Unidos o Australia.
Una estrategia que permitió multiplicar las ventas de nuestros aceites en el exterior hasta superar por primera vez la cifra mágica del medio millón de toneladas hace justo dos décadas, en 2001. Sin lugar a dudas, una cifra impresionante que, en buena medida, se sustenta en el incremento de la producción en nuestro país, que en ese año superó los 1,4 millones de toneladas. Hay que tener en cuenta que justo a finales del pasado siglo superamos por primera vez la barrera psicológica de una producción de un millón de toneladas.
Pero, si repasamos las cifras de comercio exterior de ese año, vemos algunas “debilidades”. La primera y fundamental, nuestra dependencia de Italia como primer cliente de nuestros aceites. Ese año, Italia adquirió justo la mitad de todos nuestros aceites exportados (255.128 Tm.). Así, no es de extrañar que el más del 81% de nuestros aceites de consumieran dentro de Europa.
Tienen disponible para su lectura el artículo de opinión en el número especial 60ºAniversario de Óleo.