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La grave sequía, que se arrastra ya desde los últimos tres años, puede hacer perder en la Comunidad Valenciana una parte muy importante de las futuras cosechas, entre ellas de olivos. Así lo advierte la Unió de Llauradors, que muestra su preocupación ante la usencia de precipitaciones, las altas temperaturas de los últimos meses y la sequía de las últimas tres campañas y solicita que se arbitren medidas compensatorias por parte de las Administraciones Públicas.
Estas adversidades climatológicas provocan, entre otras cosas, desequilibrios fenológicos en la mayoría de cultivos, una intensificación y persistencia del periodo de sequía, calibres de fruta más bajos e incluso una posible pérdida de arbolado por la muerte del mismo. Pero también repercuten en un incremento del nivel de plagas con el coste asociado que supone su erradicación, el aumento de la frecuencia de riego y la consiguiente subida del coste energético, la disminución del nivel de los acuíferos y la salinización de los pozos de riego.
En el caso del olivo, señalan que si no llueve en los próximos días, podría sufrir una campaña catastrófica con la pérdida de más del 50% de la producción, dejando la cosecha de la región en aproximadamente unas 15.000 toneladas.