Revista
Por Ph.D. Cristina Cejudo Bastante. Profesora Sustituta Interina. Departamento de Ingeniería Química y Tecnología de Alimentos. Universidad de Cádiz.
El olivo es uno de los principales cultivos en la comunidad autónoma Andaluza y nuestro país. El principal subproducto del proceso de producción de aceite proviene de la poda del árbol, siendo las hojas de olivo uno de los subproductos más importantes dado que representa el 25% del peso del árbol (Thielmann et al., 2017). Actualmente, los usos de la hoja de olivo no aportan un valor importante al proceso de producción de aceite. Las hojas se usan en alimentación animal, la producción de energía térmica o el compostaje (Delgado-Povedano et al., 2017). No obstante, cada vez son más los estudios que detallan excelentes propiedades bioactivas de los compuestos presentes en la hoja de olivo, lo cual abre numerosas aplicaciones en sectores como los cosméticos, terapéuticos o alimenticios.
El extracto de la hoja de olivo tiene propiedades bioactivas, como antioxidante, antiinflamatoria, antimicrobiana, antiviral o anticancerígena, así como efectos cardiovasculares beneficiosos, gracias a su contenido en secoroides, flavonoides y fenoles simples, igualmente contenidos en el aceite de oliva (Irakli et al., 2018). La recuperación de estos compuestos mediante técnicas de extracción y su posterior uso en otros campos además del alimentario, abre la puerta a otros nichos de mercado y supone una revalorización de subproducto importante de la industria oleícola. Para ello es necesario aplicar técnicas que sean tanto respetuosas con el medio ambiente, ya que estén basadas en la utilización de bajas cantidades de disolventes no nocivos para la salud, como respetuosas con la materia prima, para que ésta no pierda su bioactividad a lo largo del proceso. En este sentido, la tecnología supercrítica, basada en el uso de un fluido supercrítico a alta presión y temperatura moderada, es una metodología versátil que puede usarse tanto para extracción, como impregnación y precipitación de compuestos bioactivos.
Los fluidos supercríticos se caracterizan por poseer un rango de densidades, debido a variaciones de la presión y la temperatura, las cuales en general están más cercanas a la de los líquidos que a la de los gases. Por otro lado, la viscosidad es mucho más baja que la de los líquidos, lo que le confiere propiedades hidrodinámicas muy favorables. Además, la bajísima tensión superficial que presentan estas sustancias a estas condiciones permite una alta penetrabilidad a través de sólidos porosos. Gracias a estas propiedades, los fluidos supercríticos son excelentes disolventes para procesos de extracción o medios de reacción, dado que permiten llevar a cabo tanto reacciones homogéneas como heterogéneas.
Puede leer el artículo completo en el número 179 de Óleo Revista.