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La Comisión Europea ha publicado recientemente el Informe de Perspectivas Agrícolas correspondientes al periodo 2023-2035, donde se pone de manifiesto cómo el sector productor de aceite de oliva se mantendrá bastante estable gracias a las nuevas plantaciones de olivares, así como las mejoras, en cuanto a variedades que favorecerá el aumento de rendimientos de las superficies cultivadas.
El cambio climático amenaza el crecimiento de la producción
Como se recoge en dicho informe, las dos últimas campañas han demostrado lo vulnerable que puede ser la producción de aceite de oliva de la UE a los fenómenos meteorológicos adversos. En los sistemas tradicionales de producción de aceitunas, estos fenómenos se suman a su exposición natural a ciclos bianuales alternativos, mientras que para los sistemas modernos (intensivos y superintensivos), el tiempo seco y caluroso en la fase de crecimiento y en la disponibilidad de agua para el riego.
Estos periodos climáticos extremos pueden dificultar la consecución de todo el potencial productivo de los sistemas olivareros modernos. El cambio climático seguirá siendo un reto y podría aumentar las variaciones como en la calidad del aceite. Por otro lado, la investigación y la innovación y la introducción de variedades más resistentes podrían reducir en parte reducir estos efectos negativos y aumentar el rendimiento (en torno al 0,5% anual de aquí a 2035). La superficie total dedicada a la producción de aceite se mantendrá sin cambios.
Esta estabilidad se logrará probablemente mediante nuevas plantaciones (incluso en zonas más septentrionales), y el cambio de los cultivos tradicionales a sistemas más moderados, mientras que el abandono de tierras podría continuar debido principalmente a la falta de explotaciones sucesión de explotaciones y a la competencia entre sistemas de producción y cultivos. Teniendo en cuenta los rendimientos y la evolución de la superficie, la producción de aceite de oliva de la UE podría acercarse a los 2,2 millones de toneladas en 2035 (similar al año récord de 2021-2022).
Tendencias en el consumo
Existen tendencias divergentes en el consumo de aceite de oliva entre los principales países productores de la UE (en descenso) y el resto de la UE (en aumento). Se prevé que estas tendencias continúen.
El consumo de aceite de oliva en los países no productores está impulsado por la creciente popularidad de la dieta mediterránea y las campañas de concienciación sobre los beneficios del aceite de oliva frente a otras grasas. Mientras tanto, los consumidores de los principales han mostrado una mayor sensibilidad a las subidas de precios y un menor interés por el consumo de aceite de oliva, especialmente entre los jóvenes. No obstante, estas tendencias en los países productores se verán compensadas por un mayor en el resto de la UE, lo que podría mantener el consumo comunitario relativamente estable (+0,1% anual de aquí a 2035).
Refuerzo de la posición comercial neta de la UE
Como la tasa de crecimiento del consumo de aceite de oliva de la UE se mantiene relativamente estable, las exportaciones de la UE de aceite de oliva de la UE, alcanzarán hasta el 45% en 2035 (alrededor de 1 millón de toneladas, en comparación con el 37% en 2018/2022), principalmente gracias a una expansión en los mercados asiáticos, mientras que algunos mercados de exportación tradicionales también podrían crecer. Las importaciones de aceite de oliva de la UE podrían seguir compensando parcialmente las pérdidas de producción sobre una base anual.
No obstante, la posición exportadora neta de la UE podría alcanzar las 730.000 toneladas en 2035 (+140.000 toneladas en comparación con 2018-2022).